Cuando lo infinito se revela, lo finito se difumina comulgando en la Luz. No hay carne, ni mente, ni universo -ni multiversos que hubieran- que puedan contener al Espíritu. Es Éste, por su sutil cohesión pura, consciente e indestructible, en quien todo danza en misteriosa y milagrosa secuencia conducente a la bienaventuranza de lo insecuenciable... Un flujo de supuestas partes encauzado a la Gloria de la Plenitud, un aparente conflicto de falacias orientado a la Inefable Paz del Amor y la Verdad, un amargo y mortífero ensueño egoico despertando a la Inmortal Dicha de Ser siempre en DIOS VIVO.
KHAAM-EL
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