La ilusión mayor, el ensueño más pertinaz, la burlería de las burlerías, no tiene tanto que ver con las formas como con el tiempo. Todo es nada cuando todo cambia, porque nunca lo perecedero, por complejo y trabajado que se estructure, puede alcanzar auténtica realidad en su limitadora inconstancia perceptiva, dejando siempre sedienta e insatisfecha a cualquier alma que en tal espejismo busque la obtención de un logro perenne. Simple: la real totalidad, DIOS VIVO y Su creación, es en esencia y en verdad un ámbito inmutable e intemporal de consciente e inefable plenitud... Puro Espíritu en Comunión, no meros cuerpos e intelectos afanándose por lo caduco en lo caduco.
KHAAM-EL
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