domingo, 19 de abril de 2020

EL DIOS VERDADERO (UNICIDAD DE VIDA ETERNA)

   Lo que es pleno no necesita validarse mientras que lo que quiere validación, por esa misma querencia, se autoinvalida. La Verdad es completa en Sí Misma, las "verdades" de "unos" y "otros", por sus contradictorios postulados, se revelan falaces. Así que el dios (o los dioses) de los dogmas, los ritos y las reglas excluyentes, nada tiene que ver con el Dios Verdadero. Esa egótica deidad, sólo aglutina sobre sí proyecciones de condiciones humanas que quieren sublimarse o, sencillamente, justificarse (la justa ira de dios, el pesar de dios, los elegidos de dios...). La realidad, sin embargo, siempre es sencilla, directa e inefable; no se sustenta en lo meramente sensorial, especulativo o imaginado. Es intemporal, informe e indescriptible en términos espacio/temporales; ya que la percepción es, por su propia condición, limitada, separativa e ilusoria. Y, evidentemente, lo real nada tiene que ver con lo ilusorio, ni puede estar influenciado por ello. Por tanto, Dios no necesita endiosarse ni ser endiosado; el ego, sí. Rotundamente, Dios Es y el resto no es más que vanidad. El ego queda en silencio ante el obvio esplendor de YO SOY EL QUE SOY. Ahora lo evidente queda ante nosotros libre de obstáculos: las religiones, esoterismos, animismos y sectarismos nada tienen que ver con la Verdad, nada saben ciertamente de Dios. Las auténticas enseñanzas espirituales -que pueden encontrarse en los orígenes de las religiones- unen, a diferencia de la religiosidad dogmática que separa. Salvo por la malinterpretación de seguidores no despiertos con ansias de poder, riqueza o fama, no hay diferencia de significado en los términos Dios, Budeidad, Verdad, Krishna, Tao, Realización, Consciencia Una, Absoluto, Cristo, Alá, Iluminación, Realidad, Gran Espíritu..., son únicamente diferentes maneras de nombrar una misma esencia dentro de culturas y épocas distintas. La Verdad es autoexistente y sin opuesto; luego ya es inherente a nuestro existir, sí o sí, sea cual sea la cultura o época en la que parezca suceder nuestra vida en el mundo. Tan sólo hemos de retirar la atención de lo superfluo, de lo temporario y egoico, y ya está. No somos nosotros los que encontramos a Dios, sino que es Él el que se evidencia en nosotros si no nos engreímos con el apego a nuestra peculiaridad aparente. Concluyendo: con ego, las ilusiones del mal, la tristeza, el sufrimiento y la muerte (infierno, maldad, mundo, competitividad, pelea y culpa); sin ego, la Verdad,  la Alegría, el Amor y la Vida Eterna del Espíritu (Dios, Cielo, Nirvana, Comunión de los santos en lo Santo).

KHAAM-EL



El Dios Verdadero
es una Llama que resplandece en lo interno
infinitándonos en una Luz
que vive eternamente matando en vida lo que muere.
Nada hay que no sea Él, 
que no sea puro YO SOY EL QUE SOY;
el resto, vanidad e ilusión.



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