ETERNA PROMESA DE AMOR

    El Amor no necesita vencer porque nunca ha podido perder, y todo sufrimiento y aislamiento es transmutado con Él en bienaventuranza y comunión. No duele el mal recibido sino el orgullo herido. Por eso la humildad sana las heridas del corazón y renueva la vida cuando esta parecía ya derrotada. Al mal se le replica con el bien y a lo corpóreo con lo espiritual. Nunca ha habido guerra desde la óptica Divina. No nos angustiemos pues por lo que el mundo ofrece o retira, vivamos con Amor, con compasión, con modestia, y nunca faltará lo imprescindible para vivir con dignidad incluso en lo que lo mundano llama pobreza. De seguro, la promesa esplendente de DIOS para con los que no se engríen ni abusan del prójimo, sino que le ayudan, alientan y bendicen extendiendo agradecidos Su Palabra (no la propia) al par de compartir generosos la añadidura del pan y el vino, nos devolverá al Reino Santo de los Vivientes, a la Plenitud Espiritual de la DIVINA UNICIDAD.

KHAAM-EL