viernes, 27 de mayo de 2022

LIBERADOR COMPARTIR DE CORAZÓN

     Tanto la euforia como la melancolía están imbricadas con el miedo. Una se aferra a lo aparentemente favorable como tabla de salvación -evitando pensar en la volatilidad de la fortuna- y la otra se lamenta desesperanzada en lo desfavorable como si todo fuera infausta desgracia. Más, en el mundo todo viene y todo pasa, así lo considerado favorable como lo desfavorable, lo derecho y lo torcido, lo ancho y lo estrecho, lo halagüeño y lo sombrío... Dar lo mejor de sí sin esperar reciprocidad personal alguna, con amistosa ecuanimidad, es la actitud noble y liberadora: mesurando al eufórico y alentando al afligido; invitando a ayunar al ahíto y alimentando al hambriento; aconsejando observar la vida con mirada amplia y solidaria, igualmente al cegado por la fortuna como al cegado por la catástrofe; señalando una íntima dirección común al próspero y al desdichado -que conduce al corazón y más allá de él-, donde una paz, contento y plenitud colman de Vida las vidas, uniéndolas en Espíritu a todas -a las que estuvieron en el pasado, están en el presente y estarán en el futuro- en un santo instante de intemporal infinitud.
    Ahí, todas las pendulares ansias surgidas del miedo se desvanecen abriendo un espacio de ilimitada bienaventuranza... Unidos todos en DIOS... en un Infinito Amor, todo Corazón, que ya en el tiempo nos concede, milagrosamente, la gracia de atisbar lo eterno, santo y verdadero, para que -compartiéndolo agradecidos con nuestro prójimo- no se pierda nunca más la esperanza. Y, cual uno solo, recordemos que somos benditos, espíritu inmortal, libres del tiempo y sus tornadizas formas; no ego ni carne, no miedo ni infierno... Y sí luz y vida y dicha y plenitud y gloria en la Común Unión de la Divina Unicidad.

KHAAM-EL


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