viernes, 31 de marzo de 2023

SILENCIO INTERIOR, CONOCIMIENTO PLENO

    Moverse en lo que acaba y apegarse a ello, detiene, forjando paradojas de retroalimentada inconsistencia supuestamente consistente. P
ues, detenerse en lo que paraliza deseándolo, al creerlo movimiento y vida, es la parálisis por antonomasia, la vivencia de la sensación de ser el cuerpo y de morir con y por él.
    Atender a lo que se presta sensorial atención, y traspasarlo con la mirada de la consciencia hasta el meollo mismo de su conjetura, abre la mente (acallando lo superfluo, perecedero y contradictorio) a lo inefable, veraz y pleno. No dudar de las dudas es la peor de las incertidumbres posibles. Afirmarse en lo temporal es apoyarse en lo que se derrumba, negándose así a sí mismo lo afirmado. Hay que negar, por tanto, la validez de lo contradictorio para poder afirmarse en lo ciertamente esencial... El movimiento inevitable que conduce a lo definitivo -por su compleción vital- es un movimiento interior, un gesto de autenticidad y coraje en favor de la autoindagación honesta, ecuánime y persistente, un salir del circuito cerrado de lo particular/separativo, un no querer tener razón en lo que justifica la infelicidad mientras se anhela la felicidad, un mirar más allá de las enrevesadas apariencias del juicio personal y desenmascarar la falsedad del ego. Tras ello, DIOS VIVO... Amor Infinito... Espíritu Eterno... Comunión de Almas... el silencio, ahora, comunica plenitud de plenitudes (todas las palabras quedan en exiguos intentos de definir Lo Indefinible).

KHAAM-EL


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