Se reitera la misma enseñanza de unicidad espiritual de múltiples maneras, para propiciar el quiebre de ese rígido muro egoico que circunscribe ante todo a la carne, y, que en vez de proteger, aprisiona. Sí, se utilizan muchas palabras que apuntan a la inefabilidad de lo sin palabras, una y otra vez, recalco, para abundar en la debilitación de la tozudez desiderativa del separativo yoísmo, que aflige y angustia lejos de alegrar y sosegar como en un principio se supuso.
La constancia da fruto; la inconstancia, abrojos. Gota a gota se colma el cántaro, paso a paso se alcanza la meta, grano a grano rebosa el granero, verso a verso se escribe el poema, abrazo a abrazo acaba el odio, día a día transcurre la vida...
KHAAM-EL
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