El sueño humano estalla en su vientre
dando a luz un cosmos dividido;
creyéndose moribundo y triste,
afrentado y de la carne preso.
Mas, cuando lo irreal se desatiende
no siendo deseado ni temido,
lo pleno rebosa en el presente;
pues lo real es santo, firme y nítido.
Ahora, sin reparos, es siempre.
Aquí, con amor, es infinito.
Renace al Espíritu y, en paz, vive...
En comunión y de dicha lleno.
KHAAM-EL
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