Cuando miramos lo que vemos, escuchamos lo que oímos, tocamos lo que percibimos, saboreamos lo que tomamos, olfateamos lo que olemos e intuimos lo que sutilmente en el entendimiento asoma, libres de memorias personales, carentes de juicios o ambiciones especiales, la inmemorial consciencia consciente que trasciende tiempo, forma y circunstancia, se evidencia en plenitud... Nada es todo y todo es nada. Ni mucho ni poco. Ni esto o aquello. Ni encima ni debajo. Ni mío frente a tuyo. Ni de ellos contra nosotros. Lo vacío de apariencias se descubre inagotable de bienaventurada vida en Espíritu y Verdad. Lo rebosante de indisociada espaciosidad se vivencia en amorosísima unicidad danzando en armoniosa, inefable y eterna comunión. Lo viviente no nace ni muere en su perenne despliegue. El intelecto solo, no alcanza tamaña altura insondable. Muchos trajes, una misma sustancia. DIOS ES.
KHAAM-EL
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