miércoles, 31 de enero de 2024

LA LUZ INCOMPARABLE DEL SER

    
El tiempo no puede esperar. La eternidad, sí. El mundo se equívoca, mientras el Cielo es inequívoco. 
Hay evidencias que pasan desapercibidas cuando sólo se ven los propios cálculos... uno, dos, cuatro, siete, ciento diecinueve, mil treinta y tres, cincuenta y ocho millones trescientos sesenta mil, etc. son simultáneos, aunque al perceptor temporal/separado no se lo parezca en su acumulativa y cicatera desesperación egoica.
    Enumerar y enumerar, calificar y calificar, es intentar inútilmente cuantificar y definir lo incalculable e invaluable. La Luz de luces que acoge a todos los objetos sumables y restables, ni se multiplica ni se divide: se infinita infinitamente en el Infinito Espíritu de la Plenitud Divina, que es Vida de todas las vidas y Consciencia Absoluta de todas las conciencias relativas.
    Esa Luz del Ser en la mirada, ilumina lo contemplado integrándolo en una bendición de Amor y Paz allende toda humana comprensión. Ya que, mirar y asimilar sólo con el entendimiento humano es mirar sin ver y escuchar sin oír. Un ensueño del que despertar, nunca será una realidad a la que acomodarse... Lo importante rodeado de tinieblas, no es si un candil es de oro o está recubierto de preciosas gemas que admirar, sino que tenga la llama encendida; por eso, uno de latón encendido es infinitamente mejor que uno costosísimo apagado. ¡Comparaciones y competitividades, cero! Encendamos, así sí, la lámpara, dejando de imaginar que estaba encendida.
    Quien sepa interpretar y realizar lo aquí escrito, se regocije en su corazón. En esencia y en verdad no conocerá la muerte, pues ha retornado a lo que no nació: a su Ser indiviso del SER DE DIOS VIVO.

KHAAM-EL

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