Demasiado, siempre es poco, y escaso nunca es el Espíritu. Lo que sobra corrompe y se corrompe, lo que falta amilana e inquieta. Por eso, compartir es preciso y cabal, precioso y acorde a la plenitud.
El júbilo de Ser se extiende en fraterna e inolvidable unicidad, en amorosa y agradecida convivencia, en entrañable confianza mutua: no hay hermosura mayor, ni paz más excelsa que la del alma en comunión.
KHAAM-EL
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