O se antepone el Espíritu a la carne, o se manifiesta lo malo, discordante y procaz. Lo humano no sería sin lo Divino, aunque lo Divino puede ser sin lo humano. Pretender algo distinto es escindirse, endiosándose en un ego, irreal aunque convincente, que proyecta en un imaginado futuro una inalcanzable gloria a su medida, convirtiendo el presente en un purgatorio de culpas y reproches por los que teme acabar en el infierno, o disolverse en la nada. Tengamos, pues, siempre presente en el presente que de la elección de Amar o abrigar resentimientos, depende ser feliz y estar en paz, o justo lo contrario; porque, o creamos como Hijos de DIOS eterna plenitud de Vida, o, identificados con el separativo ego, elaboramos ilusiones de pesar y muerte.
KHAAM-EL
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