Cuando representas un rol y te lo crees olvidas quien eres, pues encarnar un personaje -por grande que éste sea- no deja de ser una ficción de frágil credibilidad. En cuanto rascas un poco ves que detrás no hay nada. ¿De dónde provienen todos los gustos y desagrados que crees tener? ¿Los elegiste realmente o sencillamente aparecieron? ¿Te agrada o amarga algún sabor por tu elección libre o un día lo probaste y tuviste una sensación inmediata que escogió por ti? ¿Quién eres en verdad? ¿Un conglomerado de sensaciones perceptivas autodefiniéndose o algo más? Medita y ahonda en ello, no des por sabido nada que no sea corroborado con certeza indubitable... es de simple sentido común no dar por sentado nada hasta estar completamente seguro de ello. No te signifiques a bote pronto o errarás.
Lo intangible es espontáneo e incalificable en su sutileza, no puede ser representado por imaginación alguna, no hay adónde rascar en su transparencia esencial y no conoce falsedades al no verse circunscrito al vaivén de lo contradictorio; por eso es, a todas luces, veraz y pleno de Amor. Medita, contémplalo todo con suma atención, contémplate todo con paciencia y esmero, pon toda tu conciencia en toda la conciencia como si fueras una gran lupa... con absoluta presencia en el instante presente... es de perogrullo que lo que aparece en un momento dado, simplemente, parece ser y no es, porque, finalmente, perece. Tus agrados y amargores, tus deseos y temores, tus éxitos y fracasos, por ende, parecen pero no son, porque junto con la idea de ti, al cabo, se extinguen... sin embargo, en conciencia, tú sí que sabes que eres allende cualquier definición, sin particularidades ni generalidades varias.
No te supongas... Ámate. Ahonda, ahonda, hasta conocer sin comparaciones ni juicios, porque cualquier idea particular/comparativa una vez surge muta y, en su variación, muere a lo anterior y así sucesivamente y sin cesar... ¡una verdadera locura! Esto es lo que es el ego -o esa creencia o suposición calificada como personalidad humana-: una delirante idea de muerte, tomada por cierta, que quiere eliminarte con su inestable, limitador y condicionado estado de opinión. Sí, ámate y no te imagines. No sigas aletargado fabricando expectativas que siempre acaban por derrumbarse. No continúes, ni por un segundo más, por la laberíntica senda de las ingeniosas teorías o por el falso atajo de las suposiciones, mas tampoco tomes la seductora avenida de lo deseos ni transites por los oscuros callejones de la culpa y la justificación... no sigas los vericuetos del miedo confundiéndolos con vías al Amor y, tras la intensidad de no agarrarse a los conceptos personales, con inesperada sencillez, un día cualquiera de la vida, desde su núcleo más íntimo, bello y sagrado, se abrirá para ti en toda su bendita, infinita, perfecta e indivisa amplitud.
KHAAM-EL
Ese día del despertar del letargo de lo imaginario puede ser hoy si no lo postergas con sueños para mañana.
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