No sopeses más. Reconocer que una postura separada sólo conlleva ignorancia te allana el camino al verdadero conocimiento. Vívete desde el no apego. No te des por supuesto a la ligera. Ser jamás es pensarse a sí mismo, porque pensarse es dividirse en pensador y pensamiento mediante el inestable concepto de lo personal. No te separes de ti mismo acumulando pensamientos que remarcan tus diferencias con respecto a algo externo a ti. El encuentro con lo infinito, con lo real, con lo permanente, nunca sucede albergando ideas de separación; porque cualquier idea que fabrica puentes de dificultoso equilibrio y complicada estructura, para reunir diferencias o contrariedades, no ha comprendido lo esencial: que lo diferente u opuesto no tiene realmente consistencia ni valor duradero. No quieras construir catedrales de solemne expresión para tapar pensamientos de paja y lodo. Las rocas también acaban por deshacerse. La Casa de Dios no es un mercado ni un museo que fotografiar. Que la catedral sea en el espíritu y no en la carne. No empequeñezcas lo inconmensurable con grandiosidades fruto de la complejidad de la angustia y el miedo. En verdad todo es mucho más sencillo y feliz, no hay que intentar reunir lo que nunca pudo estar separado excepto en sensaciones perceptivas surgidas de pensamientos separativos. Lo que no es real está condenado, irremediablemente, a derrumbarse en su propia impermanencia. Si los sentidos de la personalidad humana son pasajeros (que lo son) lo que ellos pueden ofrecerte o construirte, sin duda, es igual de pasajero. No vivas de transitoriedades de ensoñada consistencia. Imaginar no es ser. Pensar nunca es conocer. Corrige, por tanto, mediante una autoindagación constante y honesta, la percepción falsa de pensar que una perspectiva particular puede facilitarte saber... ábrete a la posibilidad de la experiencia viva de lo universal como disolvente de toda particularidad personal y, de súbito, nuevamente, sabrás. Conocer es ser siempre lo conocido en la inmediatez del ahora, el resto pasará;
ergo no es esencial.
Lo que no puede ser asido por los sentidos, es eterno. Indaga ahí, en la paz de tu mente, con constancia, humildad y entusiasmo..., verás como todo te irá sustancialmente bien.
La música es más consistente que las rocas.
Si te permites sumergir en su sutil bendición
te conduce al silencio interior
donde brilla la eterna Luz del Ser.
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