miércoles, 20 de mayo de 2020

LA ASOMBROSA SENCILLEZ DE LO DIVINO

   Es asombroso constatar cómo pierde el mundo la capacidad de asombro precisamente cuando con mayor empeño va en busca de algo o alguien especial que le asombre, queriendo hacer de la vida un juguete o un capricho con el que entretenerse o satisfacerse. Justo ahí, el tedio y la insatisfacción devienen a la experiencia de uno, no antes. Más, cuando vivimos con consciencia el presente, sea cual sea el aparente aquí que asome, el asombro retorna, e incluso se incrementa, al atestiguar la espontánea y simultanea eclosión de la sincronicidad de la vida en todos sus ámbitos y matices, facilitando el despertar de la consciencia a la Divina Unicidad del Ser. Todo acontecimiento es visto ahora como una oportunidad que nos puede liberar del apego a lo que juzgábamos bueno y del rechazo a lo que considerábamos malo. Tal cosa como el tedio, la euforia, la tristeza, la ira o la frustración por no obtener lo anhelado, pierden el exigente significado que el ego les daba. Porque, es el ego mismo el que en la consciencia consciente se está desdibujando y perdiendo toda la influencia que ejercía, al ser reconocido sencillamente como una ilusoria identidad divisora que carece de solidez y credibilidad. Ahora, la paz de espíritu se aposenta a la vez que la dicha de ser sustituye por completo al pesar en lo más hondo del corazón. La vida es Vida, no muerte. El miedo es nada; el Amor, todo. De repente, la Luz Infinita, irradiándose desde el núcleo de todo lo percibido, es contemplada con asombrado regocijo inenarrable; nada de lo que los sentidos corporales parecían perfilar es como se percibía, sino que todo rebosa de Divinidad, de Amor sin condiciones, de Infinitud esencial, de Comunión de consciencia inmanente y trascendente al ser experiencial... lo Absoluto sin grietas, lo Subjetivo sin objetivación ni conceptualización posible... las palabras quedando mudas, la visión deviene clara sin necesidad de ojos físicos, la escucha completa comprende sin estar sujeta a los sonidos que los oídos recojan, la expresión certera nos une sin distancias corpóreas... Dios sin necesidad de ser definido como Dios: DIOS VERDADERO, incomparable, omniabarcante, imperseguible, indistanciado, inefable, omnisciente, incalificable, íntimo y de todos, actuando impecablemente en cuanto nos ponemos a Su disposición renunciando al ego. Queda, pues, presente. Haz (sin pretender nada en especial) lo que debes hacer para el bien del prójimo y la puerta a la Eternidad, a la Verdad, al Amor, a la Plenitud, la sabrás siempre abierta. ¡Bendiciones! En la simplicidad de lo cotidiano vivido con aceptación, humildad y fraternidad, en el total silencio del ego, se revela lo Divino con asombrosa facilidad.

KHAAM-EL



   Toda la complejidad de la percepción corpórea es en su esencia asombrosamente sencilla. Despierta del sueño del ego y entona un Himno de honda gratitud, amig@, en el que palabras quedan mudas, la visión deviene clara sin necesidad de ojos físicos, la escucha completa comprende sin estar sujeta a los sonidos que los oídos recojan, la expresión certera nos une sin distancias corpóreas... Dios sin necesidad de ser definido como Dios: DIOS VERDADERO, incomparable, omniabarcante, imperseguible, indistanciado, inefable, omnisciente, incalificable, íntimo y de todos, actuando impecablemente en cuanto nos ponemos a Su disposición renunciando al ego.



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