sábado, 30 de mayo de 2020

LO ANHELADO DE TODO CORAZÓN ES ADENTRO, NO FUERA

    Desatiende al rencoroso temor que ávido exige atender a su tiránico dictado de defensivos discursos plagados de preventivas ofensivas. Esconderse tras parapetos de seguridades especiales para, a la mínima de cambio, contraatacar con resentida memoria es la actitud más insegura para vivir con sosiego y alegría, al considerar como enemigos a todos aquellos que estén al otro lado de la intolerante barrera protectora de su supuesto mundo idealizado. Toma consciencia de esta dinámica y desactívala quedando en paz, aceptando el discurrir de los asuntos del mundo con distanciada perspectiva formal y cercana hermandad esencial. Sí, contempla con claridad el turbio mirar del ego y reconoce su vana arrogancia de proyectado reproche. No lo signifiques y serás libre de la esclavitud de una pretendida libertad que es una pseudolibertad, un aparentar lo que no se es, un fingir lo que no se siente. Sal de ese sistema de pensamiento ahora, aquí. Venir para partir no es estar completamente... No te agarres al tiempo como solución a tu pretendida problemática particular, el futuro siempre se hace pasado y el pasado -al cabo- se deshace en el olvido. Sólo el instante indefinible e indistinto perdura en ese tesoro de tesoros que es la perfecta brillante quietud del corazón en paz, del alma en comunión con la vida toda, de la consciencia consciente de Lo Inefable que subyace y trasciende a lo percibido; ese bienaventurado sosiego espiritual que es más esplendente y sublime que la más preciada joya que un tesoro pudiera llegar a contener... ¡Luz inextinguible!

   Atiende a lo sustancial. Al mensaje de Unión y Confianza, de Amor y Paz. Paciencia. No desesperes por la obstinada resistencia de lo mundano y contempla, allende la mirada corpórea, a aquello que perdura por siempre, para que todo aquel que esté cansado del absurdo trajinar del mundo se una a esta mirada pura, a esta contemplación directa, a esta visión indivisa... porque, no es afuera. Estate atento y... mira. No le des importancia a lo impermanente. Deja transcurrir lo cambiante con consciencia... lluvias y rasos; tardes, noches y días; horas, minutos o segundos; riquezas y pobrezas; montañas, valles y mares; ciudades, pueblos y desiertos... déjalos surgir, transcurrir y deshacerse. Está bien; no los compares, ni califiques, ni juzgues, o condenarás algún aspecto que te condenará a ti. Perdona y te sabrás perdonado. Perdónate y sabrás perdonado todo. Lo anhelado de todo corazón: Dios Vivo, Pleno, Amoroso y Eterno, indistinto de nuestra naturaleza real es adentro, sí, ¡nunca afuera! Dentro, muy dentro, el Cielo en el que tod@s somos Uno, el Nirvana vacío del ego y sus dolorosas proyecciones. Así que, aprovecha tu tiempo en el tiempo para provecho de toda la humanidad. No desperdicies la dicha de vivir juntos en lo interior por querer atrapar la inestable ilusión de lo exterior. Juntos en esencia y en verdad, en el espíritu, inseparables y plenos, felices, serenos y libres, eternos e inmediatos, como una bellísima melodía de armoniosas notas en comunión.

KHAAM-EL



No le des importancia a lo impermanente. 
Deja transcurrir lo cambiante con consciencia... 
Dentro, muy dentro, el Cielo en el que tod@s somos Uno, 
el Nirvana vacío del ego y sus dolorosas proyecciones.



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