BRILLANTE PLENITUD PRESENTE

    Anclarse en el pasado es vararse en un yermo roquedal de aislamiento y pesadumbre, puesto que no hay mayor desesperanza que rememorar -una y otra vez- alegrías antiguas, creyendo que desvanecidas nubes traerán agotadas lluvias con las que fertilizar presentes sequedades. Más, igual que la luz alumbró antiguos días, una siempre renovada luminosidad resplandece hoy. Abramos nuestros ojos a ella. DIOS es siempre Brillante Plenitud inmediata, directa, inefable, íntima y común a todo lo viviente en ese núcleo puro y eterno que nos vivifica. Agradezcamos felices Su guía y encaminémonos, con fraterna disposición, a bienaventuranzas mayores y milagros inesperados que tal actitud valiente, generosa y humilde, posibilita... Y, tras la última jornada: el Cielo.

KHAAM-EL