La meditación genuina no es una mera práctica de aquietamiento mental reducida a un determinado lapso temporal que ayude a hacer más llevadera y sosegada nuestra estadía en el mundo. Es una actitud vital de autoconsciencia, de observación constante, de humildad y de discernimiento, liberadora del apego al yo personal/temporal (ego); puesto que mediante su honesta y perseverante aplicación, tanto en lo cotidiano como en lo inusual, atestiguamos a ese atestiguador fenoménico personal/temporal que, desde su propio fenómeno limitado, variable e incompleto, tiende a arrogarse un supuesto saber con el que opera en el mundo y que en el fondo no es más que ignorancia aparentando no serlo. Saber acerca de este 'no saber' abre de súbito, sin esfuerzo personal alguno, un ámbito hasta entonces ignoto e insospechado, cualitativamente sutil y pleno. Sencillamente, porque cuando sabemos que no sabemos, lo que hay que saber se revela espontáneamente y por sí mismo, nítido, irreprochable, directo, esencial y vivificante. Más allá de meras creencias teóricas, calculadas suposiciones, engañosos experimentos cuantitativos o burdos razonamientos perceptivos.
KHAAM-EL
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