miércoles, 8 de junio de 2022

VIDA ESPIRITUAL, VIDA PLENA Y VERDADERA


   Aislada del diálogo con el prójimo el alma monologa autocomplacientes relatos de sesgada óptica. Viendo con desiderativo interés los acontecimientos y dictaminando acerca de ellos como juez y parte: doliéndose de su propios yerros, mas culpando de semejante dolor al otro, y, beneficiándose del bien común, acrecentando los propios aportes en detrimento del resto. Círculo pernicioso este, que comporta un inevitable incremento de la tensión y el aislamiento que retroalimentan el sesgo perceptivo, impidiendo -aun deseándolo- la concordia y el amor sinceros.
    Es con el diálogo directo, honesto, respetuoso, sin previa actitud recelosa y con afán comprensivo, cuando se puede dejar de entronizar el sesgo juzgador, y conocer y confirmar y valorar en profundidad cómo lo que nos une es muchísimo más que lo que aparenta separarnos. Perdonar enquistadas afrentas y olvidar sangrantes rencores. Actuar abiertos a la gracia y la gratitud no maliciando ni acusando a las relaciones por nuestros achares, pesares, dolencias o contratiempos. Ser mano tendida en vez de puño cerrado. Estar presentes en lugar de dándole vueltas a memorias de rencillas pasadas que proyectan futuribles a la medida de esos parciales y dolorosos recuerdos. Vivir plenamente y sin sesgos. Reconectar con la vida del Espíritu, relegando los impulsos egoicos que nos identifican con el cuerpo a un segundo plano. En definitiva, no odiar y Amar de corazón; e ahí la satisfactoria e infalible solución, la Verdad que nos hace libres del sufrimiento y de la muerte. 

KHAAM-EL


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