Junto a este escrito adjunto el audio de una charla en la que recalco como vivimos una vida verdaderamente plena, y no atormentada o amedrentada por el inevitable declive físico al que aboca el trascurrir de los años, en cuanto no nos apegamos a una manera personal de vivir, dejando de atender las divisoras exigencias del ego y sí atendiendo al intensísimo requerimiento que nos susurra el corazón de establecer con el prójimo una relación honesta y fraterna. Porque, cuando dejamos de darle especial significado a la carne, vivenciamos cómo el espíritu, nuestro verdadero ser en comunión con la Vida Una (indivisa de DIOS y del prójimo), siempre ha estado ahí: radiante, pleno y bienaventurado, colmando de inequívoca esperanza de eternidad cada instante de nuestra temporal estadía en el mundo.
KHAAM-EL
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