Nos dijo y enseñó el Maestro Jesús de Nazaret, "el que pide, recibe". Por eso, quien de cierto pide la Verdad por encima de todo (incluso de él mismo), cuando la recibe, obtiene la más grande de las bendiciones: saberse -y sabernos- uno con el Amor Infinito de DIOS VIVO en Espíritu y Plenitud. De ahí que, la mayor bendición que uno recibe de DIOS VIVO es la de poder bendecir como ÉL Bendice, con amplitud inabarcable, sin cesar y sea cual fuere la circunstancia ocurrida, ya sea ésta apacible, tensa o adversa, pues no hay mayor alegría que recordar, recordándole al prójimo, nuestra esencial y eterna naturaleza como hermanos Hijos de DIOS. Vive para eso, y vivirás siempre (aun rodeado de humanos desprecios o egoístas agravios) sintiendo el Amor de DIOS VIVO palpitando en ti, vigorizando tu ánimo, regocijándote el corazón, calmando tu mente. Confía sí, sin desmayo, en el natural flujo de la vida. Alienta y aviva en ti una generosa actitud fraterna y bendecidora de Amar sin medida a través de la intención y la oración y la meditación y la acción, y DIOS MISMO, por medio de Su Santo Espíritu, guiará, bendecirá y fructificará todos los días de tu vida para conducirte seguro y jubiloso -junto con tu prójimo- hasta ÉL... hasta la vida eterna y plena del Espíritu.
KHAAM-EL
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