domingo, 5 de marzo de 2023

SOMOS UNO EN LA PLENITUD DEL AMOR DE DIOS

Que la cólera no exaspere nuestro ánimo.
Que el capricho no acaudille nuestros ojos.
Que los logros no estropeen nuestro entorno.
Que el espanto no ensombrezca nuestro espíritu.
Que el gozo de ser en el Amor de DIOS
baste y sobre para regir nuestras vidas,
aluzándonos el alma con Su guía
certera, fraterna, colmada de paz.

Que la esperanza viva de ser en la plenitud Divina
encauce nuestra más íntima y honesta decisión.
Vivamos como compasivos peregrinos en este mundo caduco,
agradecidos por la eterna bendición sagrada
que de la carne mortal nos trasciende.
Honda gratitud ésta, que al alma alegra incluso en medio de lo ingrato... 
pues, por la gracia, la gratitud es un regalo que se nos regala
según, generosos, a su vez la regalamos.

Asumir toda la responsabilidad de eso que en nuestra vida sucede
libera de todo rencoroso pensamiento que al corazón oprime y duele.
Agradezcamos, desde el tuétano de nuestra consciencia,
desde el fondo de todos nuestros fondos,
el privilegio de elegir, ahora, en este preciso instante,
una renovada manera de vivir, una límpida manera de ver,
una hermanada manera de compartir en unicidad,
una milagrosa manera de fructificar lo que parecía yermo...

Caminemos, caminemos sí, con la inocencia del corazón noble,
del corazón abierto, del corazón humilde... del perdón completo;
confiando en las inmateriales bendiciones de cumplir la Voluntad de DIOS.
Anticipos de la inefable comunión del Espíritu
que, allende el tiempo y sus cambiantes formas, nos espera.
Compartamos la esencia en todas las apariencias,
abandonando lo que en lo aislado nos abandona,
alejando lo que de lo amoroso nos aleja.

No seamos desagradecidos exigiendo mezquinos deseos
que nos apartan de un prójimo que junto con nosotros regresa al Cielo.
Encontremos en el presente aquello que el tiempo nos quita,
aquello que siempre tenemos porque lo somos
en incontrovertible sustancia e intemporalidad.
Nunca olvidemos que nuestro ser es en comunión con la vida toda
y, como el río está siempre unido a su fuente,
nuestro ser es inseparable del Amor de DIOS.

Por esto, gracias por ser quien ya eres...
Compartimos un mismo Ser, una misma Fuente,
un mismo Flujo y un mismo Cielo...
todo vendrá a ti, a mí, a nosotros, según avanzamos
felizmente hacia lo definitivo entre lo perecedero;
siendo devueltos juntos a la Plenitud de DIOS,
que en sueños vanos y egoicos supusimos dolorosamente
haber perdido, e incluso olvidado


KHAAM-EL


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