El verde de los prados de mullida textura, el azul del cielo diurno fulgente en su claror, el naranja de las mandarinas con gajos de dulce sabor, el humo gris de las chimeneas de áspero respirar, el rosa de las rosas de grata y suave fragancia, el hermoso trino de las aves en contraste con el chirriante crujir de una maquinaria mal engrasada, el blanco de la nieve inseparable de su helor, la oscura noche sin luna pareja a un lento ir a tientas, el rojo de los rubíes de codiciada belleza, el dorado del sol y su calor... son figuras, sutilezas, sensaciones y colores que dependen de los limitados sentidos perceptivos que los interpretan, nada más... El Ser, la Realidad Que ES, DIOS VIVO, trasciende y envuelve bajo su infinita gracia cualquier textura, tonalidad, sabor, temperatura, color o aroma; abarcando a todas las formas y sus contornos, a todas las criaturas y elementos, a todas las edades y circunstancias. Sublime, esplendente y veraz ámbito ilimitado que sólo el Espíritu, sin la interferencia de lo egoico, conoce.
KHAAM-EL
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