El tiempo no termina en el tiempo, ni las formas se transforman por el poder de ellas mismas, sino tanto uno como otras se vienen y van por el poder del Espíritu. Vivamos según Éste, según Su Amor indeclinable, Ley de leyes generada y generadora de una comunión de almas inabarcable e inacabable, que nos hace nacer de nuevo, ahora con una consciencia nueva, clara, libre, compasiva y veraz, y no será perdido el tiempo tenido ni mal empleada la forma dada. Y, a su momento, la trascendencia trocará en hecho y la espiritual plenitud, atisbada en un caduco cuerpo durante un gastado tiempo en el tiempo, resucitada vivencia inefable. Pues, donde hay Amor, donde el Espíritu brilla y señorea, el cruel error del egoísmo concluye para jamás volver a repetirse.
KHAAM-EL
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