jueves, 10 de septiembre de 2015

DESCANSA EN LA SENCILLEZ DEL AMOR DE DIOS

   Nunca más el horizonte pinturero seduce, al contemplador sereno, con las inalcanzables promesas de poder asirlo y poseerlo, ni el tiempo engaña ya, a quien es humilde de corazón y vive en paz, con arteras ideas acerca de un mañana mejor que tampoco podrá permanecer como el ayer, yéndose, al cabo, tal y como finalmente nada perceptivo queda. No te dejes embaucar con mancias y ocultismos que presumen de saberes arcaicos sobre grandes secretos con los que comprender cosmogonías y dioses, o a aquellos otros que proclaman leer posos del café, contactar con espectros o interpretar el movimiento de los astros respecto a las vidas del mundo, ni a ésos que dicen conocer ciertos signos o combinaciones numerológicas con los que domeñar a los elementos y circunstancias al gusto de uno, o a los que con descomunal impudicia,se arrogan poder favorecer reencarnaciones exitosas con las que vivir evoluciones dimensionales o leer registros de memorias universales con las que sacar provecho particular en nombre de lo común. No te dejes atrapar con historietas (eso es lo que son) de codiciosas alquimias y piedras preciosas con influencias sobre la mente y el cuerpo. Por favor, amigo/a, no creas al falaz discurso que, en nombre de la unidad, fomenta secesiones entre los considerados buenos y elegidos frente a los desdichados. No escuches teorías regala oídos de pavoneada superioridad de destino, burdamente engalanada y esquematizada con pomposas gradaciones por las que ascender (en la propia imaginación delirante de sus engolados creyentes) a niveles superiores y esquivos para el resto de los mortales, y tras los que cada escalafón alcanzado dota de ciertos poderes mágicos a sus conseguidores; convirtiéndolos, eso sí, simplemente, en elitistas y engreídos celebrantes de rituales huecos llenos de palabrería e imaginería pero vacíos del contenido esencial y veraz de la vida, al buscar sólo el éxito y el relumbre personal. No te tomes en serio tanto esfuerzo vano y confía en la sencillez del Amor... Recuerda las palabras del Maestro: Jesús exclamó: "¡Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios, y las has revelado a la gente sencilla! Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien. El Padre ha puesto todas las cosas en mis manos. Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Vengan a mí, todos los que están fatigados y agobiados por la carga, y yo les daré alivio. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán descanso, porque mi yugo es suave y mi carga, ligera". Mateo 11, 25-30

   Simplifica. Descansa ahora en el Amor de Dios Padre y confía como confío Jesús el Cristo... La Luz brilla para todos y bendice allende apariencias y niveles de transitoria manifestación. A través del Hijo se llega al Padre... a través de la pureza e inocencia que brota de la completa confianza en el providente ahora, merced a la total mansedumbre e indefensión, eres restituido al Cielo. La Luz del Amor no conoce disensiones ni enaltecimientos. Entrega tu fatiga con humildad a Cristo y confía en Su segura guía. La Luz del Amor es la Verdad y el júbilo de la santidad que descarga de toda aflicción y hace, de cierto, ligero el caminar humano a todo al que encomienda su vida a Él. Recuerda y aplica: Pide la Verdad y ella te hace libre. Confía y agradece... los que se saben libres caminan felices en medio de las amarguras de un mundo efímero y no reconocen más poder que el Poder de Dios garantizando la unicidad de Sus Hijos en lo profundo de sus almas. Los que se saben amados aman por el Amor infinito que Él nos profesa en la Vida Eterna del Espíritu. Descansa, amigo/a, en la sencillez del Amor de Dios y sé hermano y amigo de tu prójimo que es uno contigo, en esencia y en verdad, por la gracia de Dios.

KHAAM-EL



Descansa en Dios 
y camina ligero en la sinfonía de la vida
que te conduce a lo eterno.





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