La verdad nunca acosa ni tampoco se amilana, no fustiga, pero sí es rotunda, en su sencillez, porque no conoce opuesto ni disgregación... permanece fiel a sí misma en gozosa inmutabilidad. La verdad no se ensombrece ni duda de sí; por eso, amigo/a, duda de tus dudas y profundiza en la quietud interior si aún te sientes confuso en tu temor... lo externo, tomado por algo separado de ti, no es sino ensueño, distracción e insensata justificación. No separes, no enaltezcas a unos y desprecies a otros por su apariencia, no juzgues desde lo separado o te autocondenarás, despídete de la tibieza y hallarás certeza. Desprecia lo ilusorio e impermanente y, por supuesto, despertarás. Asume la responsabilidad de tus pensamientos y, como dijo Buda, establécete en el recto pensar, con ecuanimidad. Creerse un cuerpo es un delirio de dolorosas consecuencias. No te creas nada sino estás en completo sosiego interno, siendo consciente de la consciencia en su esencial pureza. No te sometas al vaivén de tu dispersión mental o sufrirás envuelto en múltiples mentirás tomadas por
verdades. Aquieta la barahúnda conceptual con disciplinada atención. La verdad es indivisa e imperecedera, nunca particular o variable, o no sería verdad... en esa compleción reside su perfecta paz, inefable dicha y jubilosa plenitud. Cualquier perspectiva personal es reconocida como ilusoria e insubstancial. Sólo lo eterno tiene sentido, lo demás, sencillamente, sobra, porque añadirle algo a lo completo es imposible... no fabriques más imposibles imaginando diferentes situaciones personales clamando por
sus verdades de arrogante mirada individual y, con sencillez, lo evidente será patente en su obviedad.
No hay definición que pueda explicar lo inexplicable e indefinible
per se. No hay logro ni pérdida posible en la unicidad. La perfección, en su no dualidad, no sabe de impermanencias o diversificaciones. Lo que es,
Es en toda su pureza y plenitud; y no sabe de debilidades ni de mentiras. Descansa en la inocencia presente, no temas, confía..., no te agites con culpabilidades que se estiran en el tiempo. Lo que acaba, en su pasar, simplemente, no es. Por eso, como señala 'Un Curso De Milagros':
"La Verdad es Verdad" y, por tanto:
"Nada real puede ser amenazado. Nada irreal existe". Despreocúpate de corazón, cualquier sensación de temor, ansia, incertidumbre o peligro, no es sino resultado de un pensamiento erróneo e insustancial. Cámbialo por uno de santidad, fe, Verdad y Amor, y experimentarás como tu vivir se reviste de alegría y verdadera esperanza en la bienaventurada consumación de todo y de todos en la Divina Unicidad. No te compliques, por tanto, con pensamientos de comparativa óptica y expande tu visión hasta lo intangible e incomparable... confía en la luz del espíritu, quédate en ella, fúndete en ella, sé ella, y la eternidad -que por siempre ahora,
es- te abrirá, de nuevo, sus puertas. Entonces, una vez dentro, recordarás que nunca estuvieron cerradas, ni tú jamás extraviado en un mundo de separación y muerte.
Simple: lo que es,
Es.
Concédete, sencillamente,
abrirte a la rotunda claridad de lo que Es
con el disfrute de esta dulce y serena melodía...
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