domingo, 13 de septiembre de 2015

NUNCA PUDISTE ALEJARTE DE LO INDIVISO *

   Las ideas son completas en sí mismas. Unifican o dividen según expresen Verdad o sueñen con separaciones personales. El espíritu es uno con la vida y la ilusión de lo particular (el ego) sueña con comienzos, evoluciones y términos, con nacimientos y muertes. El cuerpo es una cárcel tomada por tu hogar cuando lo real, tu verdadero Hogar, es la libertad del espíritu, el Cielo que habitas con Dios (que no es un concepto sino Vida Eterna, Santa Unicidad y Conciencia de Amor de indescriptible e indisoluble Comunión Creadora). Observa tus propios pensamientos, ¿de dónde brotan?... Es esencial para tu paz mental erradicar aquellos que son vanos y parciales en su juzgar y comparar, porque lo único que traen de su personalista fuente es impermanencia y frustración, sacrificio y llanto, orgullo, culpa e insensatez, todo por unas pocas migajas de ego inflado que en su inevitable desinflarse, duele. Estate bien atento, no hagas nada en especial, y contémplate contemplar tu mente... ésta, quedará en silencio y experimentarás de nuevo el recuerdo de la Mente que compartes (compartimos) con Dios, libre de conceptos y de parcialidades, vacía de resentimientos y dudas, llena de gozo, confianza y sosiego íntimo iluminando infinitudes. Así, como señala 'Un Curso de Milagros', comprenderás, con claridad, que "Las ideas no abandonan su fuente". Por eso, si una idea es verdadera, eterna y plena, conserva por siempre su veracidad, eternidad y plenitud; mas si la idea es producto de imaginarias transitoriedades se desvanecerá, como no podía ser de otra manera, en ellas, porque su fuente es ilusoria. 

   Alégrate y mantente alerta en favor de lo eterno, pues en el principio de una idea limitada se encuentra su propio final y en la completud del pensamiento del Amor vives en la bienaventuranza de lo infinito. ¡Regocíjate! ¡Toma conciencia! La Luz vuelve a la Luz y deshace para siempre oscuridades en su bendito irradiar. Mira miradas con la mirada, contempla la contemplación, ve más allá de lo visto acallando tu conceptuar, y verás allende las formas. No imagines imaginar y despertarás de los efectos de la imaginación. No definas y los deseos personales arderán en el fuego de la Verdad para que sólo quede la Luz... verás a mujeres y hombres, a niños, adultos y ancianos, a animales y cosas, a océanos y montañas, a bosques y vergeles, a memorias, planes y creencias, a palabras, silencios e intensidades, a enlaces y desenlaces, a distancias, mundos, soles y galaxias, olvidando -cual uno solo- su pertinaz olvido...  Ríete de lo evidente: pensar olvidos garantiza el olvido del propio olvidar. 

   ¡Aleluya! Regresas a lo pleno desde lo pleno... nunca pudiste alejarte de lo indiviso salvo en experiencias imaginarias y en evasivos juegos separativos que, en su interesado y sensitivo trueque, finalmente traen el llanto que rehuyen. Retornas al Amor desde el Amor que ya eres con todos y con todo... nunca pudiste alejarte de lo indiviso porque el miedo de lo dividido es un delirio de grandiosidad que quiere resolver su pequeñez y en ella, con seguridad, se difuminó para siempre. Ni espermatozoide ni óvulo te condicionan, la carne nunca te separó del espíritu porque en su aparecer se encuentra irremediablemente su desaparición (las ideas no abandonan su fuente) y lo que queda es lo sempiterno, el espíritu (eres un pensamiento de Dios... vives en la Luz, en la Verdad, en el Cielo). Vas desde Dios hasta Dios. Ya se encuentra en tu interior la infinitud del Ser, puesto que eres siempre en lo que Es y permaneces por siempre en Ello, en su perenne flujo Creador; bienaventurado e inmutable, libre de toda caída e ilusión, real y veraz; el resto... es resto, y sobra..., ya que su fuente es nada... ¡Aleluya! ¡Despierta! Imaginaste separarte de la luz pero, en verdad, nunca pudiste alejarte de lo indiviso. AMÉN. 

KHAAM-EL



El final del principio es como antes del principio, 
Luz... la Luz de Dios.




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