La felicidad perfecta es consustancial al indiviso Amor Eterno de DIOS VIVO por todos nosotros cual uno solo en sagrada Verdad, por eso no hay perfecta felicidad en el ego y sí recelo, engaños y miedo, pues es voraz en sus apetitos sensorial/intelectivos asociados a la carne mortal y a su propio y exclusivo interés en que le amen por encima de los demás reclamando sobresaliente aprecio, especial recompensa, atención desesperada y destacado relumbre sobre 'el otro'; falseando arrogante el sentido mollar del Amor por un querer para sí insensato, ciego acusador e irremediablemente autodestructivo, que valora superficiales e imperiosos distingos competitivos que afrentan a lo esencial de las almas según primero desdeña y después olvida al Espíritu que las alienta y sustenta. Quien siempre las valora en santo conjunto, exhortando a todas las almas (nuestro íntegro e indisoluble Ser) a manifestar la fraterna pureza que imperecedera en Él nos vincula y regresar, así, a la eterna y verdadera plenitud de DIOS VIVO como antes del tiempo y sus egoicas ilusiones plagadas de engaños de personal separación, desdicha, recelo, miedo y muerte.
KHAAM-EL
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