1.
Tengamos bien presente que nada del mundo es para siempre. Ansiar alguna de sus cosas como si lo fueran es tremendo error, ciega idolatría, sufrimiento, pugna y pesar acechantes.
2.
El enemigo a vencer es interno, no externo: el miedo. Pues, en su desconfianza -el miedo- al prójimo distancia y, compulsivo e irreflexivo, en rival convierte.
3.
Nada que temer, el mundo de la carne es del tiempo. Todo que Amar, la realidad del alma es eterna.
4.
La libertad genuina, la del alma en paz y rebosante de amor verdadero, se eleva inalcanzable por encima de cepos, garfios, redes, lanzas, flechas y disparos con los que el egoico pensar del mundo intenta cazarla, enjaularla e incluso matarla.
5.
La paz y el amor verdaderos en la Tierra ("así como en el Cielo") llegarán cuando palpiten libremente en cada corazón humano. Que hagan morada en uno es la sagrada y más importante labor de cada cual en este mundo, el resto -como nos enseñó Jesús de Nazaret- "vendrá por añadidura".
6.
¡Bendiciones, amigo/a! Más allá de la carne, tras todas las capas del absurdo miedo y por encima del falaz egoísmo, la plenitud del Amor y la Paz allende todo humano entendimiento nos esperan. Tan sólo, quedemos presentes los unos con los unos para el Bien de todos, viendo allende los sueños personales la Luz Universal que eternamente nos hermana. Laboremos con generoso desprendimiento por ese 'Gran Despertar', y 'Lo Inefable' nos colmará en Divina Unicidad.
KHAAM-EL
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