El azar y el caos, la incertidumbre y el miedo, el rechazo y el deseo, el placer y el dolor, la hermosura y la fealdad, la opulencia y las carestías, la laboriosidad y la desidia, la pulcritud y el desaliño, las treguas y la guerra, la rectitud y las mentiras, la euforia y la depresión, el querer y el odiar, la perspicacia y la torpeza, la salud y las enfermedades, el nacimiento y la muerte..., por tanto, son aparentes realidades, no la realidad misma, pero muy convincentes y seductoras para las mentes que, por su apego a un cuerpo como identidad separada del resto de lo sensoriamente percibido (ego), identificadas y subyugadas a las operativas leyes temporal/formales del universo como si fueran las causas y no los efectos de una Idea mayor a sus limitadas y limitadoras creencias, se atan a ellas olvidando lo esencial; y, perdiendo -por ello- la plenitud Espiritual de la Ley Eterna del Amor de DIOS VIVO, fabrican un ilusorio mundo material tendente a la entropía, en el que -juzgándolo como verdadero- sufren intentando ajustarlo a sus anhelos según chocan con los anhelos e intereses de otras identidades ajenas sospechadas contrarias o rivales a los suyos, hasta que inmisericorde el tiempo desgasta, envejece y destruye esos cuerpos/intelectos aciagamente confundidos con su ser.
KHAAM-EL
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