Ámbito insondable para los sentidos, predecir el libre vuelo del Espíritu...
Ver con el corazón o no ver en absoluto.
Pensar sin pensarse o errar por mezquina y ruidosa veleidad.
¿Se retoma al alba el día de ayer o es enteramente nuevo?
¿Soñamos realidades o realmente sólo son engañosas fantasmagorías?
¿La materia es materia o ideas condensadas como témpanos en el océano
que poco a poco, inexorable, las deshiela?
¿Sumamos palabras y números buscando ávidos multiplicar disquisiciones
que escondan la divisora carnalidad restadora de tiempos y sueños?
O ¿detraemos vocablos y cálculos distribuyendo silencios con estoica espera
que revele la incrementada sutilidad contenedora de entelequias y tiempos?
Contemplar al ensoñador, despierta.
Cuestionar al cuestionador, agranda.
Ver sin prejuicios ni apegos, aclara.
Amar frente a todo ataque, libera.
Todos los días, con sus noches, se dibujan alboradas y ocasos
en la trasparente unicidad Divina que abraza témpanos, flujos y aires,
carnes, sangres e ideas, ayeres, hoyes y mañanas -el Espíritu
hecho indisoluble cuerpo glorioso, ahora y aquí, por el matrimonio místico
que la suma/multiplicación/división/resta de las innúmeras disquisiciones
nunca pudo limitar-, merced a ese redescubierto santo soplo del Amor Infinito
que en el íntimo silencio nos habla y regresa a la inefable Plenitud original.
KHAAM-EL
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