miércoles, 24 de febrero de 2016

LA MEDITACIÓN NOS DEVUELVE AL AMOR .

  Para desarrollar en la relación verdadero Amor es primordial compartir todo lo que nos hace esencialmente libres y dignos. No hay otra manera de amar; se debe reconocer, más allá de la apariencia temporal, la pureza del espíritu que todo lo alienta y nutre... esto es, a todas luces, imprescindible para entablar una convivencia sanadora de rencores y soledades especiales. El Amor sincero obra milagros que conducen al reencuentro con lo divino -o nirvánico- (no nos peleemos por meras palabras, lo esencial es adonde apuntan) y la vida eterna. Y, esta manera feliz de relacionarse, comienza no manteniendo ocultos de nuestra consciencia, mediante la triste justificación o el feo disimulo, aspectos desagradables de la propia índole. Desapegarse del engreimiento del yo, y de su jactancioso impulso a actuar desde ciegos hábitos, descarga del gravoso fardo de las memorias personales, y, mediante tal actitud de humilde disposición, se facilita la corrección de los mismos, al alumbrar inercias soterradas que, a la luz de la consciencia, se evidencian inaceptables e imposibilitantes para la concordia y la dicha tanto propia como común. Una vez esto es asumido con convicción, se está maduro para profundizar en el arte de la meditación con auténtica honestidad y confianza.

   Es básico para profundizar convenientemente en la meditación no seguir los consejos del miedo o el deseo, que comienzan a juzgarla tediosa, larga o difícil; sino, al contrario, permitir -con ecuanimidad- la total desaparición de todo ese ruido mental. Esto es la piedra angular de la meditación.

   Rinde tu ego, tu personal teoría de vida, tu tesis de limitado entendimiento perceptivo. Hay tantas ciencias y filosofías como personas en el mundo. Las verdades parciales nunca pueden ser la Verdad. Ahonda... al igual que la famosa sentencia de Heráclito señala que 'nadie puede bañarse dos veces en el mismo río', comprende que la consciencia nunca puede habitar dos veces en el mismo cuerpo o identidad personal. Medita. Es fundamental ser conscientes con claridad de todo lo que bulle en nuestro interior, para de inmediato contemplarlo con la infinita paciencia de una comprensión abierta y compasiva. No limites y te re-Conocerás ilimitado. Aquieta el ánimo. No luchar contra los pensamientos indeseables ni rehuirlos, más tampoco perseguir aquellos considerados deseables; tan sólo facilitar la total disolución de todos ellos, mediante la aceptación consciente de su absurdidad e inutilidad para con la vivencia de la dicha y la paz espontánea e incesante... porque, únicamente, se es verdaderamente feliz viviendo en la alegría del momento presente, en un continuo instante de gracia y bendición universal que, sin personal esfuerzo, irrefrenable abraza el tiempo/forma entero, las relaciones todas, exactamente, siempre, aquí y ahora... Y... en ese sosiego, de íntima plenitud ilimitada, lo que Es es, sin duda, evidente.

  La meditación consciente nos devuelve al Amor... sólo una mente serena y feliz puede desapegarse de sus propias definiciones e ir más allá de sí. Cuando no hay límites que nos protejan con su temor la relación con el prójimo se vuelve santa, pues ahora se sabe indiviso con todo y con todos en la Consciencia Pura de la Divina Unicidad. ¡Bendiciones! Ahora nuevamente, al desaparecer el miedo, el Amor resplandece.

KHAAM-EL



Medita... 
disfruta en comunión con la inenarrable belleza del instante presente
del instante santo y pleno... 
compártelo... 
y sé completamente feliz, siempre ahora, en el Amor.




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