martes, 9 de febrero de 2016

DESPERTAR... *

   No hay ninguna idea dependiente de un yo que pueda ser realmente independiente, ni lo tomado por separado pude lograr jamás unirse. Los extremos se encuentran muy próximos en su distanciado recelo de vigilante prevención. Lo que se desprecia troca en tormento, y lo sensiblemente anhelado acaba por subyugar. Sacude los inestables cimientos de la casa de lo temporario, para poder construir sobre la roca de lo eterno. ¡Espabila! Quítate las legañas de los deseos particulares que, en su pringoso cuajo de somnolienta ideación, impiden una comprensión natural, limpia y clara. Despertar es recuperar la infinita libertad de no identificarse con un yo particular que en su limite todo limita para explicar su inexplicable actitud separativa. El tiempo y su delineado espacio son virtuales; nacimiento y muerte, con su repetitivo ir y venir, no cambian nada sustancial. Un vislumbre de la Verdad se basta para hacer desaparecer todos los miedos y sus injustificables justificaciones de mentirosa urdimbre.

   Frente a lo real no hay yoes ni tues ni nada relevante, salvo ilusiones, falacias e inconsistencia. El movimiento perceptivo no es más que un concepto de aparatosa vistosidad pero nula solidez. Teorizar y teorizar, por interesante que pueda parecer, distrae de la inmediatez de lo obvio e importante de verdad. Desembarázate del influjo de los sentidos, tan sólo perciben límites. Medita. Quédate en la paz mental del instante presente, el resto pasará. Lo que es ha de permanecer siendo lo que es, imperturbable a lo fugaz. Despierta a la consciencia sin posibilidad de inconsciencia... presénciate presente. Ahonda en esa paz insondable, y sabrás con incontestable plenitud. La luz resplandece en lo siempre brillante, si no se cierran los ojos para imaginar mundos de traslucidas y variables concurrencias. Desatiende la distracción de lo egoico, y toda tu atención reposará aquí y ahora en la infinitud de ser trascendente e inmanente a lo que sucede, a lo que viene y va, a lo impermanente. ¡Espabila! Medita conscientemente... nadie puede despertar por ti.

KHAAM-EL



Despierta a ese gran amanecer que no oscurecerá jamás... 
Despunta ya el alba de la vida eterna del espíritu indiviso, 
en todo aquel que vive agradecido y feliz, confiado y presente... 
Quédate en la paz infinita de lo esencial... 
ahora, y compártela... 
¡Buen día, siempre! 





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