martes, 2 de febrero de 2016

MIRANDO CON INOCENCIA LA LUZ NOS GUÍA +

   No te ruborice mirar miradas con la inocencia de la amigable disposición a servir, de todo corazón, como testigo de la paz de espíritu. Libre del lastre de la memoria personal y sus pretenciosas sentencias, como un niño, vive sin doblez, confiando en la bondad del Amor que en lo profundo de los corazones palpita. Persevera en la dación humilde de tu mirar con pureza y la puerta al Cielo se encontrará disponible para ti y tu afín; porque, cuando desde lo más profundo de la pupila se mira a lo más hondo de la pupila de nuestro prójimo, la luz de la mirada nos hace uno en la visión de lo no limitado ni limitante, en la contemplación de lo inmarcesible, en lo sin horizonte e inorillado. en lo no propio ni diferente, de igual a igual en lo indefectible y sagrado. 

   Contempla la contemplación de contemplar y no habrá distancias que te circunscriban a un cuerpo y su falaz mundo. Eres libre, ciertamente, cuando no te esclavizas a la desconfianza surgida de pretender significar lo fugaz. No te conjetures y abre la consciencia a ser consciente de ser consciente, sin distraerte con maquinaciones a posteriori elaboradas por un a priori de supuesta credibilidad, fijo en un recuerdo que lo interpreta todo desde el dolor y el miedo. Despréndete del pasado que tanto pesa, sin más remilgos... con contundente determinación preséntate en el presente con una incondicional actitud de honesta y humilde entrega al Amor de Dios. Mira las miradas con inocencia y la Luz guiará tu vivir hacia el amanecer de tu alma. Nada puede irte mal, si no buscas particular triunfo. La perfección no sabe de formas ni formulismos, ni tampoco formula fórmulas con las que cuadrar supuestos descuadres en las cuentas propias o ajenas... esa confianza perdona y obra milagros en la vida que discurre, ahora, inexorablemente hacia Dios. No te confundas ni confundas más en tus relaciones... lo personal, el ego, condena en su ciega prisión y se queja; mientras que, lo impersonal, el espíritu, libera en su libertad y bendice sin cesar. Abre los ojos a la Luz y no te escondas tras las tinieblas de la desconfianza y la carne. Sé libre, liberando. Sé lo real, no compartiendo ilusiones. Sé lo indiviso, no juzgando. Sé pleno, no dividiendo. Ama. Ama. Ama.

KHAAM-EL



Bendita es la luz de la mirada que contemplas en tu prójimo
para que recuerdes la tuya indivisa de la suya. 
La causa de que se te pongan en el camino testigos de la inocencia
es para que juntos regreséis a Dios y la Vida eterna. 
Nunca para un motivo limitado y exclusivo. 
Bendiciones.




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