jueves, 11 de febrero de 2016

LA VERDADERA VIDA


   Resaltar, pregonar y acusar diferencias comparativas acerca del prójimo, con simplona y pretenciosa altanería, diciendo, además con astuta artimaña, que es para el bien del otro, no es más que ignorancia pretendiendo saber, miedo aparentando amabilidad, y resentimiento disfrazado de buena educación. No hay mayor petulancia que la conmiseración fingida, pues revestir la suciedad con vistosos ropajes no hace que ésta se vuelva higiénica. Aparentar jamás tendrá íntimo y real fundamento. El buenismo elitista, lo especial, el exclusivismo de una supuesta autoridad moral, lo hipócrita, en su engreimiento ciego, se junta para demonizar a un contrario simulando bondad, y eso no es más que soterrada crueldad.

   Si quieres la Verdad y la Vida, conocer a Dios con todo tu ser, considera la vida de todos como la de tu mejor amigo. No entres al trapo contra el mal; nunca ataques ni te burles de los que atacan o burlan. Ama a todos por igual, aunque algunos te desprecien o agredan; haz el bien incluso a los que quieren tu mal. Aquiétate en tu mente. Pacifica tu corazón. Libera al mundo de todo lo que jamás pensaste que era. No te fabriques enemigos afuera o, en tu ira, buscarás ídolos que te fallarán con sus mentiras de convincente embalaje, pero nula sustancia. Lo mentiroso busca otras mentiras con las que confabular para fabricar una Gran Mentira con la que intentar acabar con la Verdad. Todos esos tejemanejes están condenados al fracaso de antemano, ya que un acuerdo de discordias sólo trae finalmente sucias guerras intestinas entre ellos, al igual que una suma de fragilidades lo único que aumenta es la propia fragilidad. Acrecentar las disminuciones conduce a la nada. Vivir centrado en la obtención de éxitos en lo externo es externalizarse de tal manera a uno mismo, en una banal interrelación de egoísmos que se usan mutuamente hasta la destrucción, que se acaba olvidando lo fundamental de la existencia. No te quedes en lo superficial, en lo meramente transitorio; comprende, lo aparente cambia sin cesar y termina por ajarse hasta desaparecer. Vivir hipotecado a los deseos no es felicidad... es una incordiosa esclavitud, un falso vivir, un sacrificarse para obtener logros efímeros como pompas de jabón. 

   Permanece en lo esencial e inmutable. Consciente. Los libres no condicionan ni se sienten condicionados. Invitan a una renovada manera de vivir... en comunión. La vida, la verdadera vida, nunca ha sido realmente cuantitativa, sino cualitativa. No hay separación salvo en apariencias. La cualidad de la mente, del espíritu, del ser, de lo viviente, es su indivisibilidad. Todos conformamos una única, plena y perenne vida. Despierta de tu sueño de cantidades... la perfección no se ve afectada por imaginaciones. Medita. Con honesta constancia medita. Profundiza... atraviesa la cáscara de lo temporáneo... y, un canto alegre, poderoso, agradecido, entregado y lleno de fe, brotará desde lo más hondo de tu corazón libre y apasionado, hasta el tuétano, por la Verdad y la Vida, por la Luz y la Bienaventuranza... Vive, feliz,  en el Amor eterno de la verdadera Vida... de la vida una en Dios y Su Gloria.

KHAAM-EL




Regocíjate, el tiempo pasa, pero lo esencial permanece inalterado. Quédate en/con lo esencial; dale tu vida a Dios, y deja que Él la viva por ti... sin duda, regresarás a la Gloria de Dios, a la verdadera y única Vida... eterna y plena. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario