lunes, 22 de febrero de 2016

ORACIÓN DE LA CONFIANZA EN DIOS

   Si quieres ser verdaderamente feliz, amigo/a, suelta el miedo, no es más que un estorbo; no lo necesitas, no te es útil. Confía, confía, ahora, aquí, en este preciso y precioso instante. No lo malgastes con infundados temores o fantasiosos proyectos. Permanece en paz, feliz, seguro en la misericordiosa fortaleza de Dios, y ora con todo tu corazón:

   ¡Oh, Dios! Te rindo humildemente mi arrogante miseria, mi queja incesante, mi vanidad recalcitrante, mi desconfianza insultante; porque tener miedo es lo más parecido, oh, Dios, a insultarte. Me disculpo, sinceramente ante Ti, por mi empecinamiento, por mi terquedad, y también solicito disculpas por culparte de todo lo que juzgo inconveniente para mí. Te pido perdón por mi prepotencia, por mi orgullosa fragilidad, por mi revanchismo, por las ganas de buscar debate y controversia en lugar de concordia y alegría. Desconfío de mi desconfianza y me refugio en Ti ¡oh, Dios! con la confianza de un inocente niño para con un padre amoroso y cabal. En Tu infinita bondad eres guía infalible en el retorno a la santidad. Quiero caminar contigo, ¡oh, Dios!, hasta el final. Renuncio a la jactancia de pensar que puedo hallar contento en lo mundano, cuando Tu Reino no es de este mundo... llévame de vuelta a él Contigo. Tu infinita Bondad, Tu Mensaje -por Cristo Jesús expresado, al igual que por tantos otros mensajeros de santidad, y Tus claros signos de esperanza en Ti, me restaurarán al Cielo, según vivo atento sólo a Tu Voz.
   ¡Oh, Dios! Eres Amor, creas Amor; luego soy Amor junto con mi prójimo... eso es lo único que quiero ver, vivir y compartir siempre. Nunca más acusarte, acusando a los demás o a las circunstancias, de la percepción y sus transitorios placeres y angustias. La idea variable que tengo de mi y del mundo, no procede de Ti, sino de una ilusión propia. Tú, ¡oh Dios! no eres transitorio y por lo tanto lo transitorio no existe excepto en sueños vanos en mi mente. Ten entrego mi mente y mi corazón, mi juicio y mi devoción, el equivocado soy yo... Tú eres Plenitud, y la experiencia del cuerpo es todo menos plenitud. Reitero, el equivocado soy yo. Tus Pensamientos son puros, santos y felices. En consecuencia, los pensamientos que comparan, dividen, se quejan y compiten, no son ni puros ni santos, ni mucho menos felices; luego no proceden de Ti y el equivocado soy yo si los escojo.
   ¡Oh, Dios! Me alegra darme cuenta, por Tu gracia, de mi equivocación, para poder pedirte humildemente corrección, para poder pedirte salvación, para poder pedirte un milagro. Que no pase ni un solo día más sin recordarte, ¡oh Dios!, completamente. Y que mientras esté aquí, en este mundo transitorio, que no sea para mi beneficio, sino que sea para que todo vuelva a Ti, a la Plenitud, la Dicha y a la Vida eterna. Porque, Tú eres, ¡oh, Dios!, Amor ilimitado, la seguridad en medio de la tribulación; por Tu misericordia infinita, derriba, humilla y disuelve para siempre mi ego... sana las ilusiones que albergo acerca de mí y de todos. Confío en Ti. Totalmente a Ti me entrego.
   ¡Oh, Dios! Quiero Amar como Tú Amas. Gracias. Amén.

KHAAM-EL




Confía en Dios y renuncia a la perspectiva terriblemente seductora del ego... Cristo, Su Hijo, mora en tu corazón, en lo más profundo de tu alma...  Escúchalo y síguelo... confía... todo irá bien... el Cielo te espera... el Hijo de Dios es inocente.

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