Al final de estas líneas adjunto el vídeo de una charla en la que profundizo en la determinación de iniciar, contra viento y marea, el sendero que nos acerca a Dios alejándonos de cualquier ruta mundana que no lleva realmente a ningún ámbito esencial y pleno. En ese camino sí, al fin, encuentras la paz de espíritu que tanto anhela tu corazón; pues cuando uno se dirige, con todo su empeño y total entrega, hacia Dios halla una desbordante alegría íntima que le acompaña en todas las vicisitudes y confrontaciones que facilitan la pronta corrección del antiguo sistema de pensamiento, ese que le llevaba a un inmovilismo de aparente movimiento, a una paradoja imposible; ya que no hay parálisis más duradera que aquella que cree que se mueve, ni mayor espejismo que aquel que es tomado por real. No te quedes dando vueltas a lo de siempre. Muévete de verdad no moviéndote tras ilusiones. ¡Despierta de lo aparente! Desprenderse del hábito de sufrir y preocuparse solo puede ser jubiloso. Encamínate en esa dirección. Dios es Amor, dicha y eternidad; nunca temor, dolor o muerte. Hay un movimiento del alma, que nada tiene que ver con los movimientos de una historia personal, que te conduce a lo inamovible, a lo perfecto y pleno, a Dios Mismo. Un movimiento de confianza total, un gesto de fe lleno de paciencia y auténtica esperanza.
No hay otra opción posible, el camino a la salvación es dejar de darle significado personal a la transitoria sensación espacio/temporal de relativa ubicación. Ve resuelto hacia esa íntima comprensión/realización. Sé feliz aun rodeado de lágrimas, dales tu sonrisa... y, en esa dirección Dios te encuentra, por el júbilo presente, en la desprotección de lo inmediato. La vida viene a ti, el tiempo es tu aliado, y el espacio y sus circunstancias se convierten en un eficaz recurso de aprendizaje para recordar lo esencial e imperecedero... la vida eterna del espíritu en el ilimitado Amor de Dios. Desde ahí, todo lo que va a ocurrir en tiempo/espacio es una oportunidad para extender y compartir el regalo de la salvación, el milagro de la bendición universal. No te quedes parado en el inmovilismo de lo egoico, no sigas empecinado en la urgencia ávida de lo personal; da, de una vez, el gigantesco paso de la paciencia infinita y vive en el milagroso júbilo de caminar hacia Dios, por muy incierto que te parezca marchar por ese sendero, para que Él te encuentre aquí y ahora.
KHAAM-EL
Dirígete lo primero y único hacia Dios; serás insospechadamente feliz.
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