lunes, 4 de abril de 2016

SOLTARLO TODO

   El camino al encuentro interior con la infinitud del Ser sólo puede ser recorrido por completo mediante el abandono de lo personal. Es primordial lo esencial ante la distracción de los sentidos perceptivos. Sin expectativas el presente se muestra liberado del lastre del pasado. Confía. Lo que hay, hay. No te agarres a ello ni tampoco lo condenes... libéralo de ti, y serás libre de tus propios ensueños respecto a ello. Sin ilusiones eres real... y... en lo veraz, sabes del Amor y Su completa alegría. Medita. No puede quedar nada de un yo con objetivos diferentes a los del prójimo si quieres hallar verdadera paz. Y, ese interés compartido por/para la totalidad, no es posible en la carne; pero, sin duda, es imprescindible para la vida verdadera: la del espíritu. En consecuencia, la entrega de la propia vida a lo Inefable, para el bien sustancial y pleno, es una acción irrenunciable para el regreso al Amor.

   Soltarlo todo nunca será perder, ya que únicamente puede perder quien acumula. Volar en libertad desde lo íntimo hasta lo infinito es la mayor de las dichas posibles... la perfecta felicidad del espíritu totalmente enamorado de Dios y abierto, por la fe, a Su magnificente llenura vacía de separartividades. Comprender ésto tan sólo, no es bastante; de hecho, no es más que el comienzo de una acción liberadora que te restaurará a la plenitud de ser, si la aplicas con constancia. El saber teórico siempre es saber a medias; luego sigue siendo ignorancia. La práctica -como dice el refrán- es lo que hace maestros.

   Confianza y honestidad son fundamentales; ya que, meramente intentar no es suficiente en el soltarlo todo. Se ha de dejar de lado toda tibieza o pusilanimidad y arrojarse uno mismo, con todas las consecuencias, en tal empeño. Así es, no hay otra; ha de ser completa y sincera la entrega de sí, o la ideación fragmentaria del yo personal prejuzgará todo lo percibido a su antojo y capricho circunstancial, dejando al alma constreñida en el sueño del mundo de la carne y sus carencias.

   Aceptar lo acaecido, con ánimo ecuánime de profunda reflexión, desimplica de cualquier orgullo o degradación nacidos de la identificación con lo corpóreo y temporáneo. Quédate sin nada, excepto lo que la providencia traiga. No valores las cosas del mundo y concédele prioridad a lo eterno. Sí, quédate sin nada más que la paz de espíritu y la fe en Dios. Ama. Tal desapego comulga en el presente con una mirada limpia de congruente acción indivisa que despliega, de inmediato, el bien para la situación misma y no sólo para alguna de sus supuestas partes; porque, no hay exclusivismo sin error de juicio. El más grande de los pecados es la ilusión de querer tener razón respecto a la idea de separación de lo Inefable e Indistinto, de Dios Mismo. La consciencia no es local. Las mentes están unidas en una frecuencia de pensamiento de ilimitado ámbito. Perdona el ansia de lo especial y serás rescatado del sueño de la muerte y, en Su libertad, volverás felizmente al Amor, en un instante pleno, que te mostrará de nuevo la eternidad de vivir.

KHAAM-EL




Ten fe en Dios, ofrécele completa devoción renunciando a tu personal sueño, y suéltate en Él... 
Serás completamente libre de todo miedo en Su  perfecto Amor.


   

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