viernes, 15 de abril de 2016

BUSCA A DIOS EN TU INTERIOR +.


Escalaste montañas y atravesaste valles,
surcaste océanos, dejaste atrás ciudades
y no te arredraste ante los desiertos;
descendiste los abismos más profundos
buscando no sabes muy bien qué.

¡Detén tu frenesí! Ahora. Aquí
Busca únicamente el Amor de Dios...
Sí, Búscalo sólo a Él
y no Es separado de ti, ni de nadie...

Mira tu mirada desde lo profundo...
Ahonda en tu corazón con corazón...
No te distraigas con el neón de las salas de fiesta
o con los fajos de billetes, la fama, el mérito o el poder;
que no te desvíe la pasajera lozanía de la carnal belleza
ni el placer sensorial o intelectual de adictivo hastío.
Has besado labios que tras el primer dulzor
te dejaron solo y en amargura.
Has comprado cosas llamativas que en realidad no necesitas.
Has hecho mil esfuerzos por una palmadita en la espalda
que nunca compensa lo sacrificado.
Has inventado mil estratagemas que al poco te hacen morder el polvo.

No te disperses.
Permanece atento al camino estrecho
que conduce a la Verdad y la Vida eterna.
Aunque sea arrastrándote
no te pares a recoger las migajas del mundo;
no suspires por sus trofeos
ni pretendas salir victorioso como un César.
El premio del mundo es volátil
y la desazón que provoca inmensa.
Busca sólo el Amor de Dios.
Sumérgete en las profundidades de lo abisal en ti
No te vuelvas hacia la superficie... ahonda... persevera.
No rechaces mirar a lo grotesco en tu interior.
En lo más profundo hallas lo infinito.
Sorprendente. Milagroso.
Tu alma, el alma de todos,
es el Amor de Dios que tanto anhelas... que tanto anhelan.
No hay distancias en lo inconmensurable.
De lo más elevado se ha de descender
para compartir lo sencillo y amoroso.
Escala la murallas defensivas de la congoja y el recelo,
de la opresión, la incertidumbre y la estúpida vanagloria;
y, con fe, entra en la Ciudad Santa del corazón enamorado,
para poder estar siempre con Dios
al unirte a tu prójimo en esencia, realidad y pureza;
nunca en apariencia, ensueño e ignominia.

Si piensas que aun no Lo has encontrado,
por favor, no te quejes ni te justifiques;
no te amilanes ni te desesperes.
Sigue perseverando en Su busca...
Sé fiel y constante en tu determinación por lo santo y eterno.
Camina hasta el final sin imaginar como será...
tú sólo camina... camina...
corre, incluso, libre de los grilletes que te sujetaban;
lleno de confianza
los pensamientos de dolor son vencidos por Su gracia,

Si crees que aun no Lo has encontrado
canta y comparte con alegría tu búsqueda infatigable.
Toma tus miserias, tus culpas, tus vergüenzas, y dáselas a Él.
Su misericordiosa respuesta no se hará de rogar
porque Dios siempre te ha estado esperando en lo más íntimo de ti.
Díselo a todos: ¡Dios vive en nosotros!
para consumar, así, siempre,
ese inevitable encuentro interior con la infinitud del Ser
que, de súbito,
te recuerda la plenitud del Espíritu en Su perfecto Amor.

KHAAM-EL



Si buscas a Dios 
y aun no lo has encontrado 
búscalo en tu interior.
No te demores.




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