-Monje (le dijo con una gravedad de voz de aquel que está acostumbrado a mandar y a que le obedezcan con prontitud). enséñame acerca del infierno y del Cielo.
Contempló con detenimiento el monje a este poderoso guerrero y respondió con crudeza:
-¿Enséñame acerca del infierno y del Cielo me solicitas? No te podría enseñar absolutamente nada. Eres rudo, sucio, hueles mal, tu espada tiene muescas y óxido. Eres un desastre, una auténtica vergüenza para el resto de los samurais. Aléjate de mi vista, no puedo estar más cerca de ti.
El samurai se puso furioso, encendido el rostro y crispados todos los músculos de su cuerpo, lleno de vergüenza y rabia, desenvainó la espada para matar al monje que le ofendía de tal modo.
-Eso es el infierno -dijo, entonces, con voz clara y resuelta el monje-.
El samurai se quedó de súbito desconcertado y abrumado por la compasión y entrega de este pequeño monje que había arriesgado su vida para trasmitirle de una forma viva e indeleble la enseñanza que le solicitaba, y mostrarle el infierno. Lentamente, con consciencia y gratitud, fue envainando la espada, con una inesperada sensación de liviandad, dicha y sosiego, en su ánimo.
-Y esto es el Cielo -dijo con dulzura el monje."
Relato Zen.
* * * * *
Siempre que los sinsabores e imprevistos surjan y parezcan desafiarte inclementes, contempla sin tapujos el infierno que tú mismo estás fabricándote (por la identificación con una imagen especial de ti mismo) y descubre como en lo profundo son una oportunidad inmejorable para encontrar de inmediato el Cielo que tanto anhela tu corazón. Medita. Ahonda. No te engañes con suposiciones que jamás traerán certeza y profundiza en lo esencial. Si no te dejas arrastrar por la irreflexión del infernal orgullo, está en tu mano transformarlo en el Cielo, ahora, aquí... sin duda.

Atraviesa la muerte viviendo en paz. Sin miedo (lo personal) sólo hay Amor (lo universal). Tu alma es el Cielo... desciende a los infiernos (el ego y sus sueños) y perdónalos de una vez. Es inevitable que te vaya bien. Tan sólo confía y adéntrate con resolución inquebrantable en la Respuesta que deshace toda pregunta. Sé tú mismo esa Respuesta y compártete. Sé alimento de vida eterna para tu prójimo y nunca más el voraz hambre de la muerte te acuciará.
KHAAM-EL
Únete al coro todoabarcador de la Divina Unicidad.
Cántale al Amor universal
que es tu esencia y la de todos...
que es tu esencia y la de todos...
Con Alegría... de todo corazón.
Al infierno le llega su fin.
¡Aleluya!
No hay comentarios:
Publicar un comentario