martes, 19 de abril de 2016

CONFIRMACIÓN EN LA FE

   Cuando parezca que la confusión, el miedo, las dudas, la vergüenza, la tristeza, la culpa o el desaliento, e incluso la muerte, se ciernen sobre ti o los tuyos, te invito a orar con convicción la plegaria que sigue:

   Ante las dudas y obstáculos que me acechan me confirmo en la fe; ¡oh, Dios! No se haga mi voluntad, sino la Tuya. Que Tu Santo Espíritu me inspire y guíe, mientras quema en el fuego de la Verdad todo lo personal y egoísta en mí. ¡Nada es imposible para Ti!... Si te entrego mi flaqueza Tu me das Tu fortaleza. Por eso, si necesitas hablar en el mundo, aquí tienes mi boca. Si es menester que precises mover a alguien en el mundo, aquí tienes mis pies. Si hay algo que hacer, aquí tienes mis manos. Para discernir qué es realmente lo que está diciendo o pidiendo mi hermano tras sus palabras, aquí tienes mis oídos; y, además, aquí tienes mis ojos para que mire y vea como Tú quieres que mire y vea. Aquí tienes, también mi olfato para que pueda olfatear con intuitiva precisión los pensamientos que han de corregirse en mi y en las relaciones que establezco, para que -tanto en mi mente como en las relaciones- lo esencial siempre seas Tú. Y, por último, aquí tienes mi tiempo para que sea por ti empleado para el retorno de lo eterno y puro, de lo santo y perfecto, de Tu inefable plenitud. 
   ¡Oh, Dios! ¡Sí! Si quiero, únicamente, amar como Tú amas; y dar como Tú das. ¡Gracias! Nada es imposible para Ti. Que no me avergüence ni me esconda más de Ti. Aquí estoy. Quiero perdonar y vivir en Ti. Permanecer en Tu paz y extenderla a todo lo viviente; que ya vive en ella, pero lo ha olvidado en su trajinar febril de personal deseo tras lo temporal. Ya no quiero olvidar más la verdad y la eternidad, la pureza y la luz del amor. Quiero Tu Voluntad y recordar qué es ser en Ti... por eso quiero de todo corazón que todos vivamos en paz.
   ¡Oh, Dios! A este propósito, Te confirmo, entrego mi vida. Tuya es. Amén.

   Amigo/a, haz ésto, practica ésto, expresa ésto, vive ésto, con devoción; y cualquier confusión, miedo, dudas, vergüenza, tristeza, culpa o desaliento, e incluso la muerte, se volatizarán en la solidez de la paz de espíritu; y, desde ahí, no fracasarás, porque para Dios nada es imposible, y la fortaleza del Cielo te acompañará siempre en todo lo que hagas por/para el bien de todos. Bendiciones. Namasté.

KHAAM-EL




En medio del miedo o de la tristeza, confírmate en la fe... Para Dios nada es imposible.

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