El nebuloso ámbito de lo imaginario fabrica llamativas y ruidosas 'realidades' totalmente irreales de sugerente credibilidad. Lo amarillo nunca podrá trocar en marrón, sencillamente, porque ambas tonalidades carecen de significado y auténtica realidad per se, al ser producto de un transitorio perceptor que asimila los contornos y superficies que percibe con sus sentidos como algo solido y sustancial cuando no es así; pero, desde la mirada amplia de lo completo (real), desde el silencio del cacacareo mental, no dejan de ser todos ellos -esos contornos, superficies y tonalidades- meras interpretaciones que, a la mínima, pueden variar si las condiciones del perceptor o de lo percibido se ven alteradas. Descubrir, desvelar, destapar, desechar, en sí, es lo esencial y auténtico en el constante e intenso desbroce de ese entramado conceptual de ramificadas conceptualizaciones llamado ego; el resto, lo sin definición posible, es el ámbito incomparable de lo puro y sustancial, verídico y eterno. Únicamente, lo invariable es veraz; y, lo percibido, en su imaginario juicio, no puede sino ser falso, y, si en un insensato alarde de vanidad, un perceptor (llamémosle P) quiere pasar su juicio, sentencia u opinión (llamémoslo J) por cierta, cae de ipso facto en la mentira y el engaño. Podríamos resumir lo hasta aquí expuesto de la siguiente manera: Tomar por cierto el mundo percibido es un error y querer explicarlo de manera personal inventa seductoras mentiras que se postulan como verdades para tener razón con semejante perspectiva particular, por lo que contemplará aquello que, en su transitoriedad es nada, pensando que sí es algo relevante; o, lo que es lo mismo, imaginará y fantaseará tomando las imaginaciones por fundados razonamientos. Por lo que, en resumen, el perceptor sumado al juicio de su propia interpretación siempre dará como resultado falsedad, por mucho que quiera encontrar visos de verdad en su ecuación a la medida (no se puede ser juez y parte a la vez); pudiendo ser representada esta reflexión por la siguiente fórmula P + J = 0 (Perceptor + su propio juicio = nada).
Es, por todo lo antedicho, que toda enseñanza espiritual apunta a la realización de la meditación e introspección más constante y sincera, rindiendo la propia manera de ser (el ego) a una Realidad Superior inimaginable e inconcebible desde cualquier punto de vista particular, que podría ser designada como Dios, Realidad Última, Nirvana, Absoluto... Pero, atención, las palabras con la que se lo llame son lo de menos; lo básico es la entrega humilde y generosa de la propia vanidad, para que, en esta acción de intenso abandono y confianza en lo inmediato, suceda la gracia de la iluminación, o salvación, mediante el deshacimiento del perceptor en una Consciencia Ilimitada y libre de juicios y perspectivas constreñidas. La eternidad es ya ahora sin las ilusiones de las cosas y los seres temporales. Lo No-Local hace esencialmente insignificante el trasiego de lo local. La plenitud es inalterada por la idea de lo segmentado. El Amor no se ve afectado por la creencia en el miedo. Ahonda... medita... acalla la voz de la percepción y la comparación, silencia cualquier tentadora opinión; no te detengas en los juicios y sus formas... no te conformes con lo que es nada por mucho que aparezca como mucho; despreocúpate de lo transitorio y ocúpate de permanecer ecuánime en el centro mismo del instante para que la paz de espíritu -el silencio de la mente- abra la puerta de lo eterno... de la incomparable verdadera identidad.. de lo infinito... de lo inefable... de la perfección... Ser... Consciencia y Sabiduría... Amor.
KHAAM-EL
SAT NARAYAN WAHE GURU HARI NARAYAN SAT NAM El canto recita: El verdadero sustentador, Sabiduría Indescriptible, Fuerza Creativa, Esta es mi Verdadera Identidad.
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