Atender al aquí y ahora sin suspicacias, juicios o expectativas purifica la percepción y nos dispone al milagro del santo encuentro interior con la infinitud de DIOS; porque la percepción esencial, sutil e inocente, nos eleva sobre lo ilusorio, falso, corruptor y burdo. Entonces, se nos muestra e invita a atravesar, por la gracia, el Sagrado Puente conducente del mundo al Cielo, del ego y la carne a DIOS VIVO y Su Santo Espíritu, de lo artificioso y vano a lo Real y Sustancioso... Bendito paso de las palabras, conceptos y definiciones al Conocimiento directo, puro e indescriptible; feliz regreso a la Fuente de la Plenitud; añorado retorno al Bienaventurado Hogar Inmaterial; maravilloso despertar de la oscuridad a la Luz Inefable; asombroso vivenciar una Inconmensurable Paz más allá de todo humana comprensión; milagroso renacer del tiempo y de la muerte a la Eterna Vida... Traspasando con limpia visión la engañosa opacidad de las formas según podemos -de nuevo- contemplar jubilosos ese siempre incombustible Fulgor del Espíritu que a la humanidad toda nos hace Una en ÉL. Puesto que, como nos exhorta a recordar la lección 43 de 'Un Curso de Milagros', "Dios es mi (nuestra) Fuente. No puedo (podemos) ver separado de Él".
KHAAM-EL
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