martes, 18 de febrero de 2025

EL AMOR DE DIOS NUNCA FALLA, SIEMPRE NOS BENDICE Y DEL EGO LIBERA

    Únicamente silenciando el run run egoico, en la quietud de una mente serena, libre de toda añoranza o dolorosa remembranza, y desprovista de cualquier expectativa por cumplir o evitar puede ser escuchada la Voz verdadera y plenificadora de DIOS VIVO, que no cesa de recordarnos con íntima pero poderosa claridad nuestro indisoluble vínculo sagrado con ÉL (y por sagrada extensión con todos), a la vez que nos invita a realizar la acción correcta y auténticamente amorosa bajo la certera guía de Su Santo Espíritu, como nos invita a practicar la lección 49 de 'Un Curso de Milagros'. Y ahí, en la realización y manifestación de La Palabra de DIOS, reconocemos de nuevo que somos del Reino de los Cielos y no del mundo; sabiéndonos, jubilosos y en paz, llamados de regreso a nuestro sagrado y eterno Hogar de espiritual comunión.
    Una vez escuchada y aplicada la dirección de acción que la Voz de DIOS VIVO nos señala, el corazón se abre, la mente se aquieta en una paz que el ego no conoce, y por tanto lo deshace; quedando una Plenitud de Amor que todas las cosas y vanos intereses del mundo trasciende. Los milagros que liberan totalmente de la esclava sujeción al ego y a la carne se saben ahora -más allá de toda duda o negación- naturales, sencillos y exactos. No es necesario planificar sesudamente estrategias de vida ni apoyarse irreflexivos en las siempre fallidas idolatrías, o en las siempre utilitarias e hipócritas relaciones especiales, o en los siempre engañosos y egoístas rituales mágicos, o en los siempre vanos e intrincados esoterismos (idea magníficamente expuesta en la lección nº 50 de 'Un Curso de Milagros').
     ¡Bendiciones Hermano/a en la Luz! Somos Hijos amados de Nuestro Padre Santo y Eterno (DIOS VIVO), y nuestro Hogar es el Cielo. Por tanto, confiemos en SU seguro y abundante sustento en esta tierra de temporal desaliento. ¡Aleluya Hermana/o en la Infinitud! Si con firme constancia y confianza simplemente realizáramos la práctica de lo expresado en estas tres lecciones de 'Un Curso de Milagros': "No hay nada que temer. (Lec. 48)", "la Voz de Dios me habla durante todo el día" (Lec. 49)" porque "el Amor de Dios es mi sustento (Lec. 50)" descansaríamos en la eterna paz de DIOS VIVO incluso en medio de los más tediosos, conflictivos o funestos escenarios que la ilusión egoico/mundana -por un tiempo en el tiempo- nos tiente a la maliciosa identificación con el sufrimiento, la desesperanza y el temor a la penuria, la enfermedad y la muerte, al reconocernos los unos con los unos amorosísimamente sostenidos en Espíritu, y Verdad.

KHAAM-EL


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