La suma de las porciones no hace el Todo.
El orgullo de lo separado (ego) inventa ciclos que imagina espontáneos.
Oscura y terrible es la cárcel que pretende ser luminosa amplitud
arrinconando y encadenando al alma a la mera percepción carnal
que divaga, distorsiona y a lo más sagrado ofende
con vanas pretensiones para un futuro que no tiene, pero sí codicia.
No hay mundos sin Cielo, aunque puede haber Cielo sin mundos.
La parte no es más que el todo aunque, como en un luminoso holograma,
la parte contenga en su seno el todo.
La criatura no es, de tal manera, más que Su Creador aunque, como Su Hijo,
participe de Su Misma Naturaleza.
Nada es la palabra sin mensaje y tampoco nada es la carne sin Espíritu.
Ver lo que ve oyendo lo que oye... Silencio Comunicante... Verdad.
La mente inventa fabulaciones con pensamientos inconsistentes como nubes
en la inconmensurable vastedad de la Consciencia Indivisa.
"Como es arriba es abajo" dice Hermes, razonando la sincronicidad viviente
que gira y gira como un torbellino que al cosmos armoniza, zahiere, empuja,
desvía y reconduce, más nunca detiene.
Un enigma que nos recuerda, sí, la suma importancia del Eterno
es lo caduco de los signos y logros del mundo. Discierne.
Delinean endebles dibujos las nubes en la ingrávida consistencia celeste.
Imponentes asoman -a veces- y tenues -otras-.
Espejismo colosal... Se disipa siempre (por su seguro desvanecer gaseoso)
todo trazo, todo: bello y grotesco, denso o sutil, nacarado, gris o albo.
Únicamente hay inquebrantable reposo en aquello que abarca lo móvil
y vera paz sólo en lo que no es afectado por la guerra, el pesar y la muerte:
el Espíritu que todo lo nutre, alienta, sustenta y plenifica... DIOS VIVO.
Realidad entre espejismos, Plenitud entre escisiones, Luz de oscuridades.
Rendido el orgullo, anhelado sólo lo esencial tras desdeñar lo superfluo,
termina el sueño de la carne al -de nuevo- amar al Espíritu en todos y todo.
KHAAM-EL
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