Nada ni nadie en verdad nos es ajeno. Tu/mí/nuestra santidad consustancial en DIOS VIVO cubre de luz un mundo en tinieblas y lo salva de todo ego, de toda angustia y de toda muerte (lección 36 de 'Un Curso de Milagros') según renunciamos a toda queja o resentimiento en la bendición del núcleo mismo de ser en eterna comunión espiritual (lección 37 de 'Un Curso de Milagros'). Por separado, en cambio, impotentes y vanos, forjamos pesadillas que cuanta más luz sólo para sí reclaman, más oscuridad perciben, y mayor ego y muerte parecen amenazarlas como vidas separadas las unas de las otras en unos cuerpos que el tiempo deteriora, enferma y destruye. Así que, santo hermano mío en Cristo Jesús, unámonos en lo genuinamente santo, amoroso y eterno, en la Indefectible Santidad de DIOS MISMO, y despertemos cual uno sólo del sueño de la muerte hoy, aquí y ahora, todo el tiempo en el tiempo.
KHAAM-EL
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