martes, 22 de marzo de 2016

RENDIR LO TEMPORAL LLEVA A LO ETERNO +

   Subestimar al ego es un error tan grande como idolatrarlo. No es irrelevante el sufrimiento, aunque en lo real sea ilusorio, cuando se toman las ilusiones como ciertas. Ir de pusilánime trae sólo mayor fragilidad al ánimo desesperado, e ir de sobrado sobra por su irresponsable jactancia. Sé humilde y compasivo no tomando partido por lo variable, que en su anecdótico transcurrir parece que ofrece algo y, en realidad, no da nada sustancialmente valioso -el tiempo lo entierra todo a su paso, incluido él mismo-. Mantente atento en consciencia. No subestimes el influjo de lo perceptivo y temporal, o sucumbirás -una y otra vez- a sus tentaciones de devenires mejores que, en última instancia, siempre se tuercen. No desees ventajas y jamás padecerás desventaja alguna. Estate sereno en tiempo de bonanza y no te distraigas del presente enjuiciando los aconteceres como dignos de relevancia, y cuando se alterne, de forma súbita pero previsible, con tiempos turbulentos, te mantendrás, sin grandes esfuerzos, firme, feliz y ecuánime en el ahora inamovible. Pues, todos los sucesos van y vienen dentro del ámbito de lo infinito, sin poder afectarlo para nada en su inmutable plenitud. 

   El Espíritu lo abarca todo; la carne, en su limitado perfil de esperada descomposición, no sirve más que para la desesperanza y la angustia de lo que se enorgullece en lo frágil. La debilidad (el egoísmo de lo personal) miente acerca de sus posibilidades de llegar a ser fuerte, cuando es, a todas luces, completamente imposible. No te engañes más con el ego y sus míseros regalos de tiempo y carne, de relaciones especiales y pérdidas acumuladas por acopiar transitoriedades. El ego y el espíritu no se conocen. Rendir lo temporal conduce a lo eterno. Desdeñar éxitos mundanos conlleva el triunfo de lo santo. Lo sencillo es fortaleza. Dios no es complicado, pues nunca es algo ajeno... el Amor es indivisible en la gozosa plenitud del Espíritu. Querer controlar el tiempo es ir a destiempo y procurar asir las cosas que en él surgen, varían y desaparecen, es fatigosa contracorriente de asfixiante resultado. Apacigua el ánimo. No busques poder en lo personal o sucumbirás en logros con textura de plastilina. Humilla la fragilidad de lo propio ante la fortaleza y la gloria de lo eterno, entregando tu vida, por entero, a Dios (pura Divina Uniciad); para hallarla, así, verdadera, bienaventurada e ilimitada. Sé feliz, ahora; y lo serás eternamente... nada puede realmente impedírtelo, excepto darle crédito a la autodegradación. La Divina Unicidad es Amor y Vida eterna... Y, por siempre, te Ama y vivifica.

   Confía. Todo culmina en la Divina Unicidad, por Su gracia inseparable e infinita. Pídela toda para servir y todo irá como una seda... sin ningún esfuerzo por tu parte. Bendiciones.

KHAAM-EL



Vuela con tu corazón libre y feliz, 
acompasado por las bellas melodías de la gratitud más honda... 
hasta lo eterno, bendito y pleno... 
hasta lo puro, santo y amoroso... 
hasta la gloria de la Divina Unicidad.





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