Bajo estas líneas inserto un audio de una charla en la que expongo sobre lo fundamental de soltar el hábito recurrente a identificarse con lo personal y sus conveniencias particulares. Reflexiono y comparto que son los juicios acerca de la relación lo que afecta, ciertamente, al ánimo y nunca la relación en sí. No es posible solventar partes o preferencias, sino que es uno el que se ha de desprender de su hábito malsano de dividir y calificar personalmente; para, así, posibilitar la curación de la mente. Ha de irse al núcleo mismo de la idea de relación que se tiene respecto con todo, para permitir que lo únicamente expresado sea amor y fraternidad veraz, y no la deshonesta búsqueda de relaciones para tapar íntimas soledades. Sólo deshabituándose uno, de sus particulares inercias de pensamiento, hallará verdadera dicha y paz que compartir con la totalidad en bienaventurada libertad. Dejar de sentirse separado del otro o lo otro acerca a la Verdad de Ser indiviso en/con/por/para el Amor. Lo incondicional acaba, de inmediato, con todos lo condicionamientos de un feo e inútil hábito de tomar, de férreo miedo y desconfianza. Amar es un eterno dar... el ego, lo condicionante, lo parcial, desaparece en ese dar y darse sin medida, en ese Amar perfecto, auténtico, puro y genuino... para que sólo quede Lo Mismo, Dios, pura espontaneidad de plenitud y bendición universal... ese Amor Infinito que eterniza la vida en/por el espíritu. Porque Amar no puede parar de Amar... porque Amar es no dos... porque Amar es dar y compartir -sin fin- ese Amor sin distinción alguna... no hay condición, inercia o hábito que lo refrene... Amando se es libre siempre.
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