miércoles, 13 de julio de 2016

ASCENSIÓN *

   Lamentarse de lo transitorio, vano y circunstancial, y no admitir lo eterno, esencial e inmutable como la Verdad y la Vida, es ciertamente lo lamentable. Quejarse y resentirse, por perder lo que nunca se tuvo, perfila sueños que se tornan pesadillas; ya que ir tras lo pasajero, queriendo mantener lo inmantenible, sólo es ponzoñosa fuente de amedrentado y colérico pesar. Únicamente la paz interior, siempre presente, siempre segura y siempre fiel, muestra el luminoso camino ascendente a seguir, para ese encuentro interior con la infinitud del Ser. 

   Buscar lo que no se ha perdido prolonga una actitud estúpida que puede ser subsanada de inmediato reconociendo el error original: ese pretender haberse distanciado de lo indistanciable, que fabrica paradojas de dolorosa índole, al plantear inexistentes problemas como enormes complicaciones reales para una paz de espíritu y una inefable dicha esencialmente inherentes. Busca, consecuentemente, nada más lo real, y lo ilusorio aflojará su influjo hasta desvanecerse por completo. No te mientas a ti mismo con justificaciones de personal razonamiento, pues condescender con lo erróneo aleja sin remedio de lo veraz, aunque se diga anhelar lo contrario. Ha de ser ciertamente comprendido hasta la médula, con paciencia, humildad y firmeza, que aceptar mundana lisonja es tumba del corazón, y que soportar el desprecio del mundo, por mantenerse ante todo en la Verdad, es puerta de resurrección.

   Asciende por encima de los límites que lo personal impone y deja caer las caídas, manteniendo una fe inquebrantable en lo santo, porque querer levantarse desde el error de lo egoico conlleva nuevas caídas. Purifica tu mente de su penosa identificación con el mundo de las formas y el tiempo... el júbilo, la paz y la entereza de Dios se hallan en ti. No te dividas en conjeturas y disquisiciones de pusilánime titubeo. Confía. No temas. Dios está contigo siempre y, con exquisito Amor, te sostiene. Desde lo íntimo eres elevado hasta el ámbito infinito del espíritu... deja atrás el sueño de la carne y despierta al Amor de Dios que se comunica contigo, con todos, con todo, en perfecta comunión y plenitud. No puedes sufrir ni fracasar en lo inmediato... aquí y ahora, Dios te llama... escúchalo sólo a Él... Ascenderás, por Su gracia y misericordia, al Cielo, mediante el perdón de tu apego al sufrimiento, merced al abandono, por el generoso acto, libre y voluntario, de una confiada donación de tu propia vida, desechando todos y cada uno de tus deseos de particular razón para que sean reemplazados por los Pensamientos Puros de Dios. ¡Bendiciones! todo va bien, estás con Dios, y lo sabes... compártelo, no te lo guardes sólo para ti o lo malograrás. Asciende invitando a ascender.... da, da, da, da... no pares de dar lo que Dios quiere que des... Verdad, Amor y Vida... Plenitud y Eternidad.

KHAAM-EL




Por encima de todas las batallas personales se encuentra Dios.
Asciende a Él, confiándole tu vida.
Dios nunca falla.
Es ahora, siempre.
Sé feliz y vive en paz para compartirlas sin cesar.

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