viernes, 1 de julio de 2016

DESPERTAR A LA VIDA ETERNA

   Te exhorto a que no hagas nada, absolutamente nada, si no tienes a Dios presente. Busca que el centro de todas tus relaciones sea el perfecto Amor de Dios, porque si la relación proviene del yo personal, caemos en un doloroso sueño perceptivo de separación y, cada acto, desde ahí efectuado, prorrogará esos sueños rayanos en la pesadilla. Mantente en la mente sosegada y atenta a la Voz de Dios en lo íntimo, y, entonces, desde esa rectitud de mente, desde esa completa dación de las propias tendencias en favor de la unicidad y el bien de todos, lo único que se anhela es despertar, despertar para siempre, sí o sí, y se intuye, por la gracia de Dios, que el verdadero y definitivo despertar nada tiene que ver con el despertar de un yo personal. Estate vigilante en consciencia y sabe que la acción ha de ser desinteresada y plena para poder encaminarse uno hacia la llegada del Gran Despertar de la mente Una, la mente del Hijo de Dios, nuestro único y esencial ser. Indudablemente, en Dios, ciegos, sordos, paralíticos y muertos, recobran la vista, oyen, caminan y resucitan, para retornar a lo original y genuino, a la Vida Llena del Espíritu allende el tiempo y la carne.

   Despertar a la Vida Verdadera es resucitar de la muerte, desidentificándose totalmente de lo corporal/temporal, y poniendo en toda circunstancia a Dios sobre todo, porque adherirse a todo aquello que parece estar por debajo de la eterna Luz de Dios es tiniebla y sufrimiento, vano deseo, desamparo y horror. Se ha de abandonar lo que abandona para permanecer en lo que comulga y unifica extendiendo plenitud y Amor. Despertar a la Vida Eterna acaece en la constancia de desentenderse del apego a justificar un supuesto pasado personal que se proyecta hacia un futuro y formula especiales relaciones que opacan la Perfecta Brillante Quietud* del Amor de Dios -inmanente y trascendente a toda percepción-.


   Te invito, por lo ya expuesto, a que ores con constancia y sinceridad de propósito universal, a que te mantengas en la mente recta y meditativa, a que te olvides de ti como algo personal (todo orgullo sucumbe y dobla sus rodillas finalmente por su prepotente vileza), recordando siempre a Dios en ti, en todos y en todo, para que puedas ver más allá de las apariencias y despertar de lo constreñido, falso, particular e impermanente, contemplando, sin egoicos óbices, a tu prójimo con vivaz mirada despierta, y reconozcas, allende sus sueños, el Cristo en él; para, así, poder relacionarte de ser a ser, de igual a igual, de Cristo a Cristo, de Luz a Luz, de Amor a Amor, de Verdad a Verdad... compartiendo una misma y salvífica respuesta de Plenitud en el Espíritu, con la que vivir en este mundo efímero sin ser atrapado por él, y extender, humildemente, la comunión de la integridad del Despertar a la Vida Eterna de todos los Hijos de Dios cual uno solo.

   Por tanto, criatura de Dios te invito. exhorto y ruego, a que te mantengas firme y constante en tu decisión de despertar a la Vida Verdadera del perfecto Amor de Dios, dejando que lleve todo Él, absolutamente todo, ahora y siempre.


   * 'Perfecta Brillante Quietud' es un magnífico libro, escrito por David Carse, que recomiendo vivamente.

KHAAM-EL




Sobre todo Dios y la Vida Verdadera resplandecerá en un bienaventurado Despertar Eterno.

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